El entrenador tricolor expresó que transmite lo que aplicaba como jugador. Entre otras, no saludar a los rivales de Peñarol. "¿Por qué? Porque tienen toda la semana para saludarlos y comer un asado".
Medina concluyó: "Son detalles que yo aplicaba cuando jugaba, no quiere decir que sea lo correcto, pero a mí me fue bien".
Sus expresiones en el programa Pasión tricolor dividieron las aguas. De un lado los moralistas y defensores del fair play. Del otro los predicadores de una cultura tan vieja como el fútbol mismo. Dejando de lado si estuvo bien o mal, porque eso lo juzgará cada persona de acuerdo a su forma de vivir e interpretar el juego, la pregunta que se impone es saber si es nuevo lo que pidió el Cacique.
De ninguna manera. De historias como estas está plagado el fútbol. Esto es tan viejo como aquellos entrenadores que pregonan a sus dirigidos que ganar no es lo más importantes, es lo único.
Sin ir tan lejos hay que remitirse a un tuit de Rosario Martínez: "Sres...q lejos estamos del Barza y q cerca de Rusia 2018, basta de arriesgar con dinero ajeno NADA es mas importante que ganar en Futbol !!".
Volviendo al tema del pedido del Cacique, pocos saben que un entrenador de la trayectoria de Sergio Markarian recorrió el mismo camino que el entrenador de Tercera de Nacional en su pasaje por la selección en Perú.
Resulta que debía enfrentar a Argentina de Messi por las Eliminatorias. ¿Qué pidió Markarian? "Les dijimos, el primero que le pegue una patada es candidato a un cambio, no quiero que le peguen, no quiero que lo saluden, no quiero que le pidan la camiseta, no quiero que se saquen fotos. Y Perú jugó muy bien ese día", contó.
"Les dijimos (a los jugadores), el primero que le pegue una patada es candidato a un cambio, no quiero que le peguen, no quiero que lo saluden, no quiero que le pidan la camiseta, no quiero que se saquen fotos". Sergio Markarian (El día que, como entrenador de Perú, se enfrentó a Lionel Messi por las Eliminatorias)
El 24 de mayo de 2006 el entonces técnico de Peñarol, Mario Saralegui, declaró: "Pouso se comió en dos panes a Vanzini"
El técnico reveló un secreto de la interna aurinegra que fue clave. El objetivo del conductor fue minimizar el efecto de Vanzini en compañeros y rivales.
"Nosotros habíamos hablado con los jugadores de que Vanzini los hace entrar a todos, pero nunca lo había visto trancar. Les dije que le tiraran la pelota adelante y lo trancaran fuerte, porque el tema no es hablar. Y ahí se definió el clásico porque yo sabía que eso iba a levantar a la gente de Peñarol en la tribuna", dijo en Derechos exclusivos de CX 26.
Está claro que el fútbol cambió. Que las redes sociales invadieron el mercado. Pero antes, en los equipos grandes, había otros códigos y normas.
El argentino Daniel Quevedo fue testigo de una historia con el viejo caudillo Tito Goncalves.
La narró la exgloria de Peñarol: "Hacía un año y meses que me había retirado y Spencer me llamó para ir al clásico. Ganó Nacional 4-0 y cuando terminó el partido el argentino Daniel Quevedo, que hacía poco tiempo que estaba acá, le intercambió la camiseta a Artime. Salté a la platea y Spencer me quiso agarrar. Pero igual salté. Entré al vestuario, agarré la camiseta y se la tiré al inodoro. Le pregunté entonces a Quevedo: '¿Le gusta la camiseta?', y me dijo, 'Sí, señor'. Le respondí: 'Andá a buscarla. Está en el WC'".
La historia también recuerda aquel clásico en el que Carlos Camejo le negó el saludo a Pablo Bengoechea en el sorteo.
En los años en que la televisión no era masiva, las provocaciones estaban a la orden del día.
En 1968, Vélez Sarsfield fue campeón argentino tras ganarle la final a River Plate.
La estrella de Vélez era el cordobés Daniel Willington. Era muy temperamental, entraba no bien le hicieran la mínima cosa.
Por eso River había planificado buscarlo para que lo expulsaran. Uno de los protagonistas de aquella final fue Luis Cubilla.
El Negro, como se lo conocía, cayó junto a Willington en una incidencia, y con su clásica picardía, cuando se estaba reincorporando lo mordió en la espalda.
Cuando estuvieron de pie, Willington se dio vuelta y Cubilla pensó: "Lo hice entrar me va a pegar una trompada". Pero el jugador de Vélez, con el clásico tonito cordobés de alargar las sílabas lo miró fijo y le dijo: 'Qué hacés Neeegro, ahora qué le digo a mi muuujer'".
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