Los honestos del fútbol: como no fue penal, lo tiró para afuera
El fútbol tiene tantas lecturas como se crean convenientes. Están los que dicen que "ganar no es todo, es lo único que sirve". Entonces se valen de cualquier método en procura del triunfo.
Y los otros. Los que ponen la honestidad por encima de todo.
En fútbol es común que los futbolistas busquen engañar al árbitro. Tirarse en el área, simular una falta o pedir amarilla para un rival son actos comunes.
Sin embargo, en las últimas horas, desde Azerbaiyán llegó una noticia sorprendente. Elvin Mammadov, jugador de Qarabag, reconoció que se tiró en el área durante el partido contra Inter Baki y llevó al juez a pitar penal.
El árbitro expulsó al golero. Mammadov acomodó la pelota en el punto penal y por su cabeza rondaba la idea de tirarla afuera. Y tomó la decisión de fallar el disparo de manera deliberada. Todo el estadio lo aplaudió y también sus rivales. De todos modos, después de lo sucedido, el Qarabag marcó el segundo gol y ganó finalmente el partido por 2-0.
Estos ejemplos no abundan en el fútbol. Pero en 1997 fue recordado un incidente similar en Inglaterra en el duelo Arsenal – Liverpool en Highbury.
El delantero de los rojos Robbie Fowler encaró al golero David Seaman, lo dejó por el camino y cayó al suelo tras saltar sobre él. El juez Gerald Ashby sancionó penal ante las protestas del portero. El delantero se levantó del césped gesticulando para que el árbitro no pitara el penal porque se había tirado buscando el castigo.
El desenlace también fue inolvidable. Robbie Fowler lanzó la pelota suave a la izquierda de Seaman, que intuyó la dirección, rechazó el balón que derivó a McAteer que hizo gol. Y la polémica quedó instalada para siempre. La UEFA le otorgó a Fowler el premio al Juego Limpio de esa temporada.
Ese mismo año Juan Ramón Carrasco marcó un polémico gol para Nacional ante Defensor que habilitó a Peñarol a pelear la definición por su segundo quinquenio. Los tricolores colocaron suplentes y en la semana la directiva recomendó "no ganar" el partido. Carrasco hizo caso omiso y se ganó la bronca eterna de muchos parciales del club.
En setiembre de 2012 el delantero de Lazio, Miroslav Klose, metió la mano y desvió una pelota que entró en el arco de Napoli. El árbitro marcó el gol y mientras los compañeros saludaban al alemán por el tanto, los jugadores de Lazio se querían comer al juez.
Fue cuando Klose reconoció que había marcado el tanto ilícitamente y el juez lo anuló. Todo el estadio lo aplaudió. En ese partido, Edinson Cavani marcó los tres goles para la victoria 3-0 de Napoli.
La actitud de fair play de Klose (nacido en Polonia y nacionalizado alemán) registraba un antecedente anterior justamente en Alemania. Corría el año 2005 cuando en un encuentro entre Werder Bremen y Arminia Bielefeld, el delantero cayó en el área tras un contracto con el golero adversario. El árbitro marcó penal y amonestó al golero, pero Klose admitió que su rival había llegado primero a la pelota. El juez corrigió la decisión y le retiró la amarilla al golero.
El italiano Paolo Di Canio ganó en 2001 el premio Fair Play de la FIFA en reconocimiento a que cuando jugaba para West Ham tomó la pelota con sus manos al recibir un centro porque el golero de Everton, Paul Gerrard, estaba caído producto de una lesión.
Una acción similar protagonizó el galés John Charles, delantero de Juventus entre 1957 y 1962, cuando se iba solo al arco y tiró la pelota afuera al darse cuenta que su marcador se había lesionado.
En la década de 1930 el entrenador de football americano, Henry Sanders, dijo "ganar no es todo, es lo único", una frase que contrasta con quienes afirman que: "lo importante es competir".
