Con su llegada a Peñarol, Hernán Novick, el volante creativo que fue adquirido a Fénix por los aurinegros, nuevamente volverá a compartir equipo con su hermano, Marcel, el mediocampista que se destaca por su marca y sacrificio.
El pase tiene que haber caído bien en la familia. Su padre, Edgardo, fanático de Peñarol y candidato a la presidencia aurinegra en 2008, podrá disfrutar a sus dos hijos juntos en la cancha.
Además, la familia no tendrá que ver los cruces entre los hermanos, como el que ocurrió en agosto de 2012 en el Estadio Centenario, cuando se enfrentaron en la primera fecha del Apertura.
En ese partido Hernán fue titular y Marcel ingresó a los 42 minutos, tras la lesión de Antonio Pacheco. Lo curioso del caso fue que a los 81 minutos, el técnico albivioleta dispuso de la salida de Novick. Entonces el de Peñarol se acercó a su hermano y lo empujó para sacarlo más rápido de la cancha, mientras le lanzaba epítetos irreproducibles que aludían a su madre.
“Lo apuré para que saliera porque iba caminando despacio, y le dije algunas cosas que son del fútbol y que quedan en la cancha, pero nunca pensé que iban a mostrar un primer plano. ¡La cuestión fue de noche... mi madre se hizo la enojada por el insulto que se vio por la televisión!”, relató Marcel a El Observador, en una nota a ambos jugadores de noviembre de 2012.
“Es que ya no se puede decir nada en la cancha”, justifica Hernán a su hermano. “El tema dio para la broma en la cena”, subrayó Marcel.
Juntos nuevamente
Ambos hermanos jugaron por primera vez juntos en junio de 2006 en El Tanque Sisley. “Jugamos un semestre bárbaro con El Tanque en Segunda y perdimos las finales por el ascenso ante Villa Española, lo que significó un golpe para aquel equipo por todo lo que había hecho. Increíblemente al campeonato siguiente pasamos a Villa Española para jugar en Primera división”.
Luego coincidieron en Villa Española, una experiencia enriquecedora, pero muy difícil. “Hicimos una pretemporada bárbara, estábamos como nunca y cuando se aprontaba todo para la primera fecha nos enteramos que el club no pagaba y que no se presentaba”, recordó Marcel a El Observador. “Pero yo tuve suerte, porque a las dos semanas estaba jugando en Rampla. Hernán estaba lesionado y se quedó un semestre sin equipo”.
Por aquel entonces, hace un año, Hernán manifestaba: “Estoy muy feliz por el sueño que está cumpliendo Marcel, porque realmente lo está disfrutando”.
“Es normal”, dijo Marcel. “Cualquier hincha quisiera estar adentro de la cancha y a mí se me está cumpliendo”. Ahora ambos volverán a jugar juntos para cumplir sus sueños.
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