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Los hermanos Pereiro, pasión por el deporte

Los mellizos Mateo y Matías la rompen en Náutico y en la selección de hockey sobre césped, Maximiliano – Un producto futbolero de la liga universitaria – es titular en Rampla e integró la preselección panamericana.
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23 de septiembre de 2011 a las 21:03

Desde el día que pudieron dar sus primeros pasos, los hermanos Pereiro están atrás de una pelota, metidos en un gimnasio o nadando en una piscina.

Separados por 14 meses Maximiliano y sus hermanos mellizos Mateo y Matías crecieron en una familia sin antecedentes deportivos. Sin embargo, su madre decidió que debían hacer deporte por salud. Por ello desde muy pequeños fueron llevados al club Náutico de Carrasco y Punta Gorda en el que hicieron sus primeras armas jugando fútbol y compitiendo en natación. Con el paso del tiempo también practicaron básquetbol, fútbol, hockey (en sala y césped), aparte de hacer tenis, paleta, musculación y otros deportes de una forma más informal.

“Nuestros padres nos inculcaron el deporte desde chicos. Hicieron un gran esfuerzo toda su vida para traernos siempre hasta el club”, expresó a El Observador Maximiliano, en compañía de sus hermanos.

Los dos más chicos, los mellizos Pereiro, se destacaron con su actuación en las últimas temporadas tanto de hockey sobre césped como en sala, y actualmente son parte de la selección uruguaya mayor. Con la celeste tuvieron una gran actuación en el Sudamericano de Río de Janeiro 2010 donde fueron medalla de bronce tras derrotar al local con gol de oro. Este año volvieron a Río para conquistar la Panam Challenge, con la que Uruguay se clasificó para la Copa Panamericana 2013.

Matías, que fue el primero en incursionar en este deporte, dijo a El Observador: “Antes pasábamos mucho tiempo en el club, hacíamos fútbol y algo de básquetbol. Nos empezamos a relacionar con la gente de hockey y ellos me acercaron. A fines de 2008 empecé a jugar y me entró gustar, le agarré el gustito enseguida. Luego mi hermano Mateo siguió el mismo camino y hoy tenemos la suerte de estar jugando juntos tanto en Náutico y la selección”.

El mayor de los hermanos siempre tuvo un ángel para el fútbol y fue al deporte al que le dedicó más tiempo. Maximiliano empezó a jugar en Náutico sub 16, luego de un pasaje por City Park, el club que lo vio hacer sus primeras armas en cancha de 11.
Con la roja de Carrasco jugó hasta 2009, participando de la Liga Universitaria en la sub 18 y sub 20 junto a sus hermanos menores. “En la sub 18 tuvimos la oportunidad de jugar los tres juntos durante algunos partidos y fue muy lindo”, expresó Maxi.

En la actualidad, Maximiliano es parte del plantel principal de Rampla y es pieza fundamental en el esquema de Eduardo Del Capellán en la zona defensiva. “Estoy muy contento con mi actualidad en el equipo. Tenía como objetivo ser titular y por ahora lo estoy cumpliendo”.

Su buen desempeño y su juventud lo llevaron a la preselección que viajará a Guadalajara para participar en los Panamericanos. “Un día llegué a entrenar con Rampla, me llamó Del Capellán y me dijo que me iban a llamar de la selección. Al principio pensé que era una de las tantas jodas que nos hace él, pero me recalcó que era de verdad y que me felicitaba”.

Maximiliano disfrutaba hasta ayer de sus entrenamientos con la selección en el Complejo Uruguay Celeste donde entrena la mayor dirigida por Tabárez. “Es muy lindo entrar a los vestuarios y ver los casilleros con los nombres de los jugadores de la selección mayor. Me sentí muy feliz con la convocatoria, me dio mucho más confianza en mi juego”.

Además de no haber hecho prácticamente inferiores, Maxi tampoco tiene representante. “Las decisiones que tengo que tomar, las tomo con mi familia”. Un jugador distinto con una relación muy particular con sus hermanos, que hace orgullosa a su madre: “Soy muy feliz viéndolos unidos y disfrutando su amor por el deporte”. Le sobran los motivos.

Los tres se llevan en la piel

Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”, enseñó el gaucho Martín Fierro. Y los Pereiro cumplen el mandato al pie de la letra: “Siempre nos apoyamos unos a otros en todo lo que hacemos. Pese a que vivimos juntos, estamos en permanente contacto vía mensajes de textos y llamadas, para ver como nos va a cada uno en los partidos y prácticas. Nuestra relación es impecable, y las peleas que tenemos son las que puede tener cualquier hermano”, expresó Matías.

Además de lo sentimental, a los hermanos que prácticamente “son como trillizos” los une una marca que estará con ellos toda su vida. El mayor, Maximiliano, llegó un día a su casa con una idea que llamó la atención de los mellizos, tatuarse un tres en números romanos en honor a la hermandad que tienen.

Al día siguiente el zaguero de Rampla Juniors apareció con su brazo tatuado y pocos días después sus dos hermanos hicieron lo mismo en el mismo lugar para sellar su vínculo con esa marca.

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