La incertidumbre por la continuidad del Polilla forma parte del pasado. La imagen de Diego Forlán con la camiseta de Peñarol forma parte del pasado. Atrás también quedó el periodo de pases y los amistosos de pretemporada.
El debut oficial jugando en el exterior y por un torneo que la gente empezó a exigir, a modo de canto, desde antes de su inicio.
Ahora es tiempo de volver a casa. El Campeón del Siglo espera a Peñarol. Y el regreso a la actividad oficial ante su gente plantea nuevos retos y desafíos para el técnico Jorge Da Silva.
Luego de las críticas recibidas en la pasada temporada, las permanentes diferencias entre los miembros de la directiva, el enojo de los hinchas y la irregularidad en el juego, se inicia una nueva era.
A juzgar por las expresiones de la pasada temporada, a Da Silva le espera una ardua tarea.
Entre otras cosas, en el pasado torneo habló de un equipo "sin líderes", de un juego "impreciso y sin ideas", de que sus jugadores "se caían anímicamente cuando recibían un gol" y hasta en algún partido disparó "nos ganaron corriendo".
Peñarol renovó por completo su plantel. El club está viviendo un proceso como pocas veces antes. Se fueron cerca de una docena de jugadores. Pero el tema no pasa por la cantidad sino por la edad. Se refrescó el plantel con gente joven. La realidad es clara, del equipo que comenzó a formar Jorge Fossati con un promedio de edad de 32 a 33 años se pasó a uno de 23,8 años.
La apuesta del entrenador, la que reveló, fue que quería un "equipo con mayor dinámica y velocidad". Las contrataciones apostaron a ello. Se incorporó a dos hombres acostumbrados a jugar por las bandas como Nicolás Dibble y Luis Urruti.
Hay cambios en todas las líneas. Y acá hay un punto a tener en cuenta. Se necesita tiempo para ensamblar las nuevas piezas.
Pero ahora, al volver a casa, los nuevos jugadores vivirán una experiencia distinta: sentirán el peso de jugar con la camiseta de Peñarol como locales. Hasta ahora los errores eran tolerables. En los amistosos los puntos no cuentan. A partir de este momento cambia la historia. Y la presión de la tribuna de Peñarol se hace sentir.
El aurinegro vuelve a casa. Atrás quedó una temporada compleja desde todo punto de vista. Y el técnico Jorge Da Silva tiene una serie de retos por delante.
1.- Definir un estilo
A lo largo del pasado campeonato fueron innumerables las variantes que aplicó el técnico en procura de encontrar una formación y un estilo de juego que brindara tranquilidad. Da Silva apeló a cambios, sistemas tácticos y pocas veces repitió una oncena titular. De hecho, una de sus frases quedó grabada a fuego: "no encuentro el equipo".
2.- Estabilidad
De la mano de definir un estilo y conformar una oncena titular viene la estabilidad. Es obvio que en el fútbol la estabilidad se logra con resultados pero al margen de ganar, el equipo debe brindar otra imagen a la gente. En la pasada tribuna faltó confianza. El hincha no gozó de esa tranquilidad de que el equipo podía ganar cuando se lo propusiera. El sector defensiva del equipo deberá mejorar ya que dio muestras de fragilidad.
3.- Líderes
El técnico comentó en la pasada temporada que Peñarol era un plantel sin líderes. Sus palabras obedecían al hecho de que no había jugadores que tuvieron ascendencia sobre el grupo. El capitán Carlos Valdez es de pocas palabras. Nandez es un jugador joven. Marcel Novick es referente de la hinchada. Y Forlán no tenía esa condición sino que era líder futbolístico. Quedaba Maxi Olivera pero era un jugador que recién su sumaba.
4.- Armonía
Un detalle que no pasa desapercibido en Peñarol es que, cuando los resultados no eran los esperados, se generaban cortocircuitos internos en la directiva. En más de una oportunidad se escucharon voces contra el equipo. Hasta el presidente Damiani elevó la voz en alguna oportunidad lo que llevó a Da Silva a hablar con el plantel. "Se lo dije a los jugadores que el presidente tiene razón. Esto es responsabilidad de los jugadores y el técnico. Es inexplicable pero veo un equipo impreciso, sin ideas, nadie se aparece para intentar jugar".
5.- Copa internacional
La hinchada puso el listón alto antes de largar a jugar. En los amistosos empezó a correr por las tribunas el pedido hecho canto: ganar la Copa Sudamericana. Así como ayer la Copa Libertadores fue la obsesión, ahora se apuesta por el torneo de este semestre. Peñarol lleva muchos años sin ganar una copa internacional y trascendió en su momento que, el cambio de Da Silva por Bengoechea, apostaba a ganar la Libertadores. No ocurrió y ahora se presenta un nuevo reto.
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