Llegó a estos
Juegos Olímpicos de Río 2016 casi en secreto. Nadie sabía qué podía ocurrir con él luego de varios vaivenes en su vida personal. Pero
Michael Phelps volvió a demostrar en la piscina que es un fenómeno. Se llevó cinco medallas más de oro y una de plata para totalizar 23 doradas y 28 generales.
En su ciudad, Baltimore, es tan grande que paró el encuentro jugaba su equipo de fútbol americano, los Ravens contra Carolina Panthers, para que todo el estadio pudiera verlo en la pantalla gigante.
Phelps se despidió de la natación con un oro –como no podía ser de otra manera– en 4x100 combinados el sábado a la noche. Él solo tiene más oros que 170 países. ¡Una bestia!
"No creo que vean otro Michael", aseguró Bob Bowman, su entrenador, quien aseguró además que un monstruo de estos "aparece cada 10 generaciones".
Al haber conseguido con un nuevo oro 13 en pruebas individuales, batió un récord de más de 2.000 años que tenía Leónidas de Rodas con 12. No le falta nada.
Otros grandes de RíoPero más allá de la increíble capacidad de Phelps, hubo otros nadadores que lograron excelentes rendimientos.
Katie Ledecky, aquella niña que hace 10 años le pidió un autógrafo al Tiburón de Baltimore, mostró una gran tranquilidad para sus 19 años. Sacó un cuarto, media piscina y como si nada. Y es sólo el comienzo.
La joven prodigio, que toma la posta de su ídolo Phelps, ganó los 200, 400 y 800 metros libres sobrada, un hito que no ha realizado nadie desde que lo lograra Debbie Meyer en los Juegos de México 1968. En Rio pulverizó además dos récords mundiales. Su futuro pinta brillante.
También se vio a Katinka Hosszu, "La Dama de Hierro" de Hungría quien se quedó a seis centésimas de colgarse su cuarto oro olímpico cuando se enredó en el final de los 200 m espalda.
Nadie pensó que podía perder porque nadie pensaba que esta Dama de Hierro era humana.
En dos de los tres títulos que conquistó impuso nuevos récords. Era una especie de tirana en la piscina, pero Maya Dirado, estadounidense hija de argentino, le puso un parado.
En el marco de los hombres, Anthony Ervin, con 35 años, ganó los 50 metros libres, la prueba más rápida de la natación olímpica.
Obtuvo su segundo oro en la modalidad 16 años después de su debut en Sídney 2000, cuando también se colgó una plata en relevos. A su primera medalla la subastó por US$ 17 mil que donó para ayudar a las víctimas del tsunami de 2004. La medalla de Río, por ahora, se la queda.
Joseph Schooling, de Singapur, se tomó una foto cuando era niño también con Phelps, quien sigue siendo su ídolo. Pero le arrebató el título de los 100 metros mariposa el viernes y la chance de sellar un segundo tetracampeonato. Fue el primer oro olímpico para su país.
"Me quito el sombrero", dijo Phelps de su rival. Río 2016 dejó un notable despliegue de nadadores. Algunos se van, pero hay mucho futuro