La nadadora estadounidense Lilly King, que ganó ayer el oro en la final de los 100 metros pecho femenino, no era excesivamente conocida fuera del ambiente de la natación, pero con sus actitudes hacia el escándalo del doping ruso se ha ganado un lugar en la cara más polémica de Rio 2016.
King se ha referido en varias ocasiones a la situación de Yulia Efimova, nadadora rusa con un pasado de dopaje y que ayer logró la medalla de plata en la misma categoría que la estadounidense, utilizando algunas expresiones que han colaborado en cierta manera para que el ambiente de la competencia se tornara hostil contra Efimova.
En un acto que algunos tildan de provocación, King, que imitó el típico gesto de la rusa tetracampeona del mundo de mostrar su dedo en señal de número uno.
Efimova, de 24 años, que ganó una apelación ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) para poder competir en Rio, fue abucheada cuando entró en la piscina y no pudo evitar las lágrimas tras ser batida por la adolescente King en la final.
"Creo que he demostrado que se puede competir limpia y aún tengo en la cabeza todo el duro trabajo que hay detrás, en los entrenamientos, en el gimnasio, para convertirme en la mejor y hacerlo de la manera correcta", reivindicó la norteamericana.
Efimova, con cuatro títulos mundiales, llegó 57 centésimas después (1:05.50). El podio lo completó la también estadounidense Katie Meili, que se llevó la medalla de bronce.
La presencia de Efimova estuvo en duda hasta el último momento por las revelaciones del informe McLaren sobre un dopaje de Estado en Rusia, que dejó fuera a más de 100 deportistas. Pero pudo competir tras una decisión conjunta de la Federación Internacional de Natación (FINA), el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Comité Olímpico Ruso (ROC).
"Simplemente estoy feliz de estar aquí. Hace una semana no sabía si iba a poder competir, solo por el hecho de ser rusa", dijo.
La nadadora ha dado positivo por dopaje en dos oportunidades, la última a principios de año, pero la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) determinó que no había sido su culpa.
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