¿Le alcanza para ganar a este Uruguay?

Dejó la sensación de haber ingresado en otra dimensión. Ese andar de la selección de Óscar Washington Tabárez por las canchas de Europa con tranco de fútbol de primer mundo, atildado, bien desarrollado, con un mediocampo que maneja los tiempos del juego, que tiene la pelota y daña a su rival, genera una expectativa muy especial.

En el partido amistoso que este viernes Uruguay igualó 0-0 con Polonia, el DT de la selección profundizó en el cambio de matriz que planteó en los últimos tres partidos de Eliminatorias (Paraguay, Venezuela y Bolivia), a partir del nacimiento de una nueva generación de futbolistas que llegó para proponer un nuevo rumbo.

El nuevo Uruguay (ver página 7), que surge elegante, de buen gusto futbolístico, mostró en el primer tiempo algo de eso que se suele ver en televisión.

La fluidez en el manejo del balón a partir de un doble cinco (Vecino-Bentancur) que está más emparentado con la exquisitez que con los recientes volantes raspadores, le brinda al equipo una salida clara y una visión de campo que se presenta lleno de esperanza para el hincha que gusta del buen juego.

Desde Vecino y Bentancur para adelante parece todo armonía. Y todavía falta Valverde en esa oncena. Cuando llega a la zona de ataque, ayer con Nández, Pereiro y De Arrascaeta, con Cavani en punta, el plan parece perfecto.

Con ese refinado concepto futbolístico, Uruguay le planteó un buen primer tiempo a Polonia. Generó peligro sobre el arco de Boruc, sorprendió con los remates desde afuera del área, especialmente con un Gastón Silva que fue más en delantero que lateral y un debutante Guillermo Varela, que mostró que está listo para brindar aire fresco al lateral.

Sin embargo, también se muestra muy liviano defensivamente, un detalle que Tabárez debe ajustar en la propuesta. Bajo el nuevo contexto que plantea, exige que los zagueros –expuestos cuando presionan al doble cinco– muestren una concentración extrema.

Cuando en el segundo tiempo Uruguay volvió al fútbol pasado reciente con el 4-2-2-2, quedó la sensación de que ya no es tiempo para ese juego. Porque la fórmula está perimida. Después de haber avanzado a otro nivel futbolístico, de abandonar las viejas prácticas de aquellos equipos (2008-2017) que torcieron la historia de la Celeste con jugadores que estaban hechos a la medida para la propuesta anterior, atada a un juego de respuesta, pensar en volver al pasado reciente con los actores que tiene Tabárez por estos días sería un atropello.

Va a costar un tiempo de adaptación empezar a descubrir en el campo una versión equilibrada de este equipo. Que Uruguay tiene jugadores de buen pie, nadie duda. Que tiene capacidad para proponer y jugar, como en Varsovia con más posesión que el rival (en el primer tiempo 63%), mirando siempre el arco de enfrente y la calidad de este nuevo combinado, tampoco nadie lo duda. Hay que empezar a acomodar el ojo para ver en foco a la nueva selección.

Va por buen camino, pero los interrogantes quedan planteados: ¿tendrá tiempo para llegar a Rusia 2018 en forma como para aspirar a ser protagonista en el Mundial? Es el rumbo que propone Tabárez. Deberá conseguirlo.