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Las reflexiones de Fossati

Desde Catar, donde escucha ofertas para 2015, el ex Dt de Peñarol rompió el silencio, habló de la derrota clásico y de su renuncia
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04 de diciembre de 2014 a las 20:17

El Hotel Four Seasons de Doha está ubicado en la parte más inspirada en Las Vegas de la capital catarí. Allí, donde no se piden taxis en recepción sino limosinas y donde estacionan Ferraris y otras naves imponentes, Jorge Fossati atendió a El Observador y La República.

Luce cansado porque hace días que anda de reunión en reunión. Se presta al diálogo, pero se guarda cosas porque hay heridas que están demasiado frescas.

Su destino como entrenador, tras presentar renuncia a la dirección técnica de Peñarol después de perder un histórico clásico ante Nacional el 9 de noviembre, está aún pendiente.

“Ahora en Catar estoy invitado porque tengo las puertas abiertas por altas autoridades del fútbol local y siempre tienen algún proyecto atractivo y me propusieron uno muy interesante para empezar en junio del año 2015, pero todavía no resolví nada. Lo estoy estudiando”, afirmó.

Este año, mientras dirigía a Peñarol, tuvo sondeos desde Ecuador y Rosario Central. “Son posibilidades que estoy estudiando y viendo. Hasta hace poco estaba muy concentrado en el día a día de Peñarol, tratando de no distraerme con nada, pero ahora llegó el momento de analizar otras cosas, con profundidad y a sabiendas de que cuando diga que sí a algo, sea absolutamente convencido que es a donde quiero ir”, manifestó.

Peñarol es una herida abierta. Pese a que en este año logró una goleada clásica (5-0) que su hinchada no olvidará jamás. Pese a que el equipo volvió a ser competitivo a nivel internacional (goleó a Jorge Wilstermann en la altura, eliminó al líder del fútbol colombiano, Deportivo Cali, y tuvo pasajes de muy buen juego contra Estudiantes), Fossati se tuvo que ir por la puerta de atrás.

Porque su Apertura fue muy pobre. Y por la remontada clásica, en el tiempo de adición, de Nacional. Pero Fossati siente que todavía no es el momento de sanar esa herida. “Desde que salí de Peñarol me llamé a silencio. Por supuesto que hice mi evaluación de todo el año y mi balance es muy positivo”, tituló.

Ese silencio ya va para un mes. ¿Por qué seguir? “Porque no tengo nada nuevo para decir, las cosas que fui viendo las fui diciendo. A los que les interesó bien, y a los que no, también...”.

Fossati se mide. Calcula. Se suelta y se retrae. Quiere decir sin decir. Pero la catarsis se le sale. “Pasadas las elecciones de Peñarol será el momento de evaluar públicamente mi camino. Eso implica decir lo que pienso o no decir nada, porque para estar con demagogia e hipocresía prefiero no decir nada. Soy muy cuidadoso de estos momentos, porque respeto al club, a su gente y no quiero interferir en nada en la vida de Peñarol y mucho menos porque aún está jugando”.

Durante el apertura, Fossati fue marcando errores arbitrales que lo hicieron chocar con la prensa. “Uno tiene el derecho a llevar su carrera como quiera. Hay quienes la llevan por el lado que más vende y otros que lo hacen ninguneando o despreciando la opinión del otro”, reflexionó.

“Pero cuando se hablan de cosas que se pueden corroborar si se está en lo cierto o errado, a través de las imágenes, las discusiones se limitan a decir ‘no estoy de acuerdo porque ellas me muestran tal cosa’. Lo dije varias veces en el año. Quienes discuten conmigo o dicen que soy un quejoso, simplemente que me demuestren con imágenes que yo estoy errado en las cosas puntuales que marqué que eran equivocadas y no tergiversen lo que dije. Porque jamás afirmé tras ningún partido que ‘no habíamos ganado por los árbitros’. Al contrario, siempre hablé de fútbol y hablé de errores propios y ajenos”.

“A este juego lo conozco muy bien adentro y afuera de la cancha, porque hace años que estoy y hay algunos que les gusta jugar de una manera y a otros de otra. En el periodismo también. En lo personal puedo estar de acuerdo o no, pero no soy quién para decirle a nadie como lleva su carrera o incluso como dejan que se la lleven o les permiten llevarla”.

“Digo lo que digo e insisto y estoy abierto a toda posición contraria siempre y cuando esté basada en argumentos”, expresó.

¿Revancha? Nada de eso. ¿Puertas abiertas? Las de un país, pero no las de un equipo en especial. “No siento ninguna necesidad de revancha. Una vez más me voy súper tranquilo de haber realizado mi trabajo y puesto el máximo. Nunca prometí resultados porque considero que el que lo hace está equivocado.

Sería muy soberbio de mi parte decir: ‘Vamos a ganar esto o aquello’. En esto del fútbol nada se gana en singular, porque hay cosas que uno no puede manejar. La posibilidad de volver a trabajar en mi país está abierta siempre, pero también es claro que a esta altura de mi carrera no necesito revancha en ningún lado”, dice con rebeldía.

El “camino reglamentario”

Tras la disputa de los dos últimos clásicos, el hincha discute qué forma de ganar un clásico se disfruta más. Si por goleada o de atrás y en la hora.

En eso Fossati vuelve a medirse, pero deja clara su molestia por la forma en que se definió el último: “Saliendo de Peñarol y Nacional, hablando de cualquier partido de fútbol, lo que me deja tranquilo es que sienta que mi equipo ganó por el camino reglamentario. Y en eso estoy súper tranquilo”.

Los dirigentes

El exDT de Peñarol también se mostró crítico por el resultadismo imperante en el mundillo futbolero: “Considero que en el fútbol hace rato, por error de la dirigencia, cortan procesos de trabajo y muchas veces algunos que recién están iniciados”.

“El principal error que tenemos muchas veces en el fútbol y que hace que nos cueste mejorar, es que muchos dirigentes y hasta los periodistas hacen el análisis en base a los resultados y es lo único que importa. Mientras sigamos pensando así, vamos a seguir equivocándonos. No son siempre reflejo de lo que se muestra en la cancha y por otra parte si esto fuera así, no sé para qué serían importantes los analistas en el fútbol”.

“Muchas veces los dirigentes toman las decisiones porque no tienen personalidad de mantenerse firmes en lo que pensaron en un principio. Y me pregunto ¿en qué estabas pensando tres meses atrás cuando contrataste a fulanito o menganito? ¿Qué responsabilidad asumís?”, tira otra vez.

De nuevo, se mide al máximo para no hablar de su caso concreto, aunque lo deja entrever, porque le sigue doliendo aún a miles de kilómetros de distancia.

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