De una manera poco creíble,
Peñarol retrocedió varios pasos de un clásico a otro. De aquel equipo que empezaba a mostrar algunas señale, con Maxi Rodríguez como estandarte de las ganas de tener la pelota, el miércoles se pasó a un equipo timorato, que nunca tuvo el protagonismo, que solo apostó al pelotazo, tal como había ocurrido a lo largo del Torneo Apertura.
Peñarol apostó por cederle la pelota a Nacional y se convirtió en mejor aliado de la estrategia tricolor, que se basó en tener el balón, presionar arriba cuando la perdía y complicar a la defensa aurinegra. Insólitamente, eso incluyó dejar libre a Gonzalo Porras, uno de sus mayores creadores de juego, que se juntó libremente con Santiago Romero, Ignacio González y Leandro Barcia para tocar y complicar siempre a la defensa de Peñarol.
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En ese mediocampo aurinegro, Nahitan Nández fue, una noche más, el único hombre real de marca. Viega lo ayudó solo de a ratos, Albarracín nunca logró ser solución y Aguiar llegó siempre tarde y se demostró falto de forma física, por lo que cuando perdió la pelota en ataque nunca volvió a tiempo.
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Así, el carbonero casi no pudo robar balones a Nacional en el primer tiempo: apenas siete en 45 minutos, con lo que corrió siempre de atrás a los volantes rivales, y se fue desgastando excesivamente en lo físico. Encima, cuando logró recuperar pelotas, tuvo una preocupante falla en los pases, algo muy similar a lo que había ocurrido el semestre pasado. Con eso, se quedó con el pelotazo como única arma: a veces de Aguiar, la mayor de las veces de Aguirregaray. Casi no intentó el juego por bajo, aún cuando el gol llegó en una de las pocas oportunidades que lo hizo, por el sector de Alfonso Espino, lo más flojo del fondo tricolor.
En el segundo tiempo entró Zalayeta y el equipo perdió aún más dinámica. También entró Maxi Rodríguez, y aunque fue el único que usó con criterio el balón (cuatro pases correctos en sus primeros cuatro), estuvo solo, porque Forlán no apareció en toda la noche. La roja de MacEachen terminó de ponerle la tapa al partido, y Nacional fue amo y señor hasta llegar al 3-1.
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