Las Águilas volaron alto

Las águilas nigerianas, una de las potencias mundiales de la categoría sub 17, terminaron ayer con la ilusión de Uruguay en el Mundial que se disputa en Emiratos Árabes Unidos.

Los africanos le sumaron a su consabida propuesta de fuerza y potencia física, una firmeza defensiva que no suelen tener los equipos africanos.

Además, fueron muy efectivos a la hora de terminar las escasas jugadas que generaron en la faz ofensiva.

Uruguay arrancó muy bien el partido. No especuló y fue al frente. Con Kevin Méndez como el motor del armado del juego. Atacó a Nigeria por las bandas y lo acorraló contra su campo.

A los 5’ lo tuvo Leandro Otormín con un remate cruzado que se fue apenas afuera y a los 13’ Dele Alampasu salvó con una gran intervención una entrada de Franco Acosta.

La puntería que no tuvo Uruguay en ataque, la tuvo Nigeria cuando llegó por primera vez sobre el arco celeste.

Kelechi Iheanacho, un número 10 alto, zurdo y de gran manejo, vio un hueco entre las líneas celestes y habilitó a Taiwo Owoniyi que la colocó al segundo palo cuando Thiago Cardoso salió a achicar el arco.

El partido se hizo cuesta arriba. Uruguay lo siguió trabajando con sus armar. Y mereció mejor suerte en un primer tiempo donde jugó muy bien.

A los 25’ Alampasu se convirtió en figura clave del partido al rechazar dos potentes remates uruguayos desde el borde del área.

Y así se fueron al descanso. El segundo tiempo fue otro partido. Uruguay se fue partiendo en el campo y Nigeria fue un equipo cada vez más sólido en el fondo y agrupado cada vez que pasó al ataque combinando a alta velocidad.

Las posibilidades de empatar se habían enfriado mucho cuando Owoniyi anotó el segundo tras una excelente combinación colectiva.

Con arrebatos anímicos y un par de variantes, Uruguay intentó descontar en vano.

Pero entonces las águilas nigerianas ya habían remontado vuelo. Demasiado lejos del alcance de los botijas uruguayos que tras redondear un buen torneo se quedaron afuera en cuartos de final.