Hasta cuándo durará esta aventura de Juan Ramón Carrasco con Danubio? Es cierto que el calendario le marcó las figuritas complicadas de entrada, pero la gente ya no resiste más.
Y lo del domingo en el Franzini fue una prueba contundente de que JR no le encuentra la mano a un equipo que anda con la pelota pero que no sabe cómo resolver.
Apenas 22 minutos fueron suficientes para que Defensor Sporting terminara con el partido. Con el primer desborde marcó la cancha ante una defensa que cometió muchos errores. Corrían cinco minutos cuando Zurdo Rodríguez tiró la pelota al medio para que Rolan decretara la apertura.
En la recarga el golero Irrazábal le regaló el empate a la franja para que Carrasco respirara un poco más tranquilo. Fue a restar una pelota pero le pegó a su compañero Mario Risso, permitiendo que Gonzalo Pérez igualara el pleito.
Pero la contundencia de la viola fue demasiado para una defensa danubiana desbordada. Fue cuando le metieron otra pelota a espaldas de los centrales y Hernández definió ante Ichazo para poner otra vez al local en ventaja.
Y nueve minutos después Defensor sentenció la historia con un cabezazo de Ignacio Risso del que quedaron dudas si la pelota entró totalmente.
Para Danubio fue un problema sin solución que Hernández se metiera detrás de la línea de sus volantes.
Con el 3-1 la viola entregó pelota y territorio ante un rival que se consumió como una vela. Danubio no supo resolver el problema. Fue un equipo tibio, sin alma, perdido en el campo.
En la parte complementaria Danubio le rodeó la manzana a un Defensor que se refugió en el fondo. Carrasco apeló a cambios y colocó en ofensiva a Pérez, Perrone y Varela. Fueron 20 minutos donde pudo descontar pero primero Irrazábal y luego el palo, ante una mala salida del uno, salvaron a la viola. El tema es que la franja no le hace un gol ni al arco iris.
Defensor Sporting terminó el partido sin despeinarse. Le bastaron 22 minutos para marcar el territorio y cosechar tres puntos que lo colocan en la cima de la tabla.
El domingo, hizo leña del Carrasco caído y hasta se brindó el lujo de administrar fuerzas y tomarse libre el segundo tiempo.
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