Credencial de Clarita Ruiz, junto a Alfonsina, para el ATP de Buenos Aires

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La vida del tenis desde los ojos de una esposa

En el circuito, a la hija de cuatro meses le dicen “el budita de la suerte”
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27 de febrero de 2015 a las 11:24

La vida de un tenista, de aeropuerto en aeropuerto, de hotel en hotel, puede parecerse a la de un turista, pero está muy lejos de eso. Y más aún cuando llegan los hijos y la familia tiene que estar lejos.

Por eso Pablo Cuevas, el mejor tenista uruguayo, habló de la diferencia que es jugar en Buenos Aires, donde puede tener mayor contacto con la familia y los amigos, aunque eso lo desconcentre un poco de su trabajo.

Su esposa y su hija de cuatro meses, Clarita Ruiz y Alfonsina, están en Buenos Aires, donde se instalan cada vez que Cuevas juega o entrena en su ciudad de residencia.

Antes de que naciera Alfonsina, Clarita viajaba a algunos torneos, pero ahora es diferente. Es difícil, por el momento, imaginarla como las reconocidas esposas del serbio Novak Djokovic, el suizo Roger Federer o el británico Andy Murray, ya estrellas en las tribunas cuando juegan sus maridos.

Clarita no va a los partidos y ni siquiera los mira por televisión, porque la pueden los nervios.

¿Cómo se adapta a la vida de su esposo en el circuito?

Con una beba tan chiquita no es tan sencillo. Pero en realidad desde el principio entendí que este es su trabajo. Desde afuera puede parecer que los viajes de un tenista son como hacer turismo, pero para ellos es estar trabajando en un lugar distinto cada vez. Siempre entendí eso porque mi papá es técnico de fútbol y siempre entendí lo que es el deporte en ese sentido. Respeto mucho eso y trato de acompañar a Pablo lo más que puedo. Pero si viajo, en muchas cosas me tengo que manejar sola y soy yo que me tengo que adaptar a los horarios de él y tener paciencia. Por eso me gustan más los torneos que son en ciudades chicas, así me puedo manejar mucho mejor.

¿Cuál recuerda?

Umag (Croacia), por ejemplo (donde Cuevas ganó su segundo título ATP250) él se iba a entrenar y yo me quedaba en la piscina, caminaba hasta el club, almorzábamos juntos y luego él seguía con sus actividades y podía recorrer porque todo me quedaba cerca. Distinto, por ejemplo, es el US Open, donde todo es mucho más complicado porque es enorme. Y ahora, con Alfon (sina) chica tenemos que adaptarnos primero como papás. Entonces no se puede viajar tanto.

Estando en Buenos Aires se hace más fácil. ¿Viene seguido?

Cada vez que Pablo está en Buenos Aires nosotras nos venimos, pero cuando está de gira yo me voy a Montevideo, donde tengo toda mi familia y mis amigos. No tiene ningún sentido que me quede en Buenos Aires sola con la beba. Estando en Argentina la pasamos muy bien y él disfruta mucho de los momentos que puede estar con Alfonsina, que los aprovecha al máximo.

¿Cómo vive los partidos?

No voy a la cancha porque me pongo muy nerviosa. Esta semana, con Alfonsina vinimos, estuvimos con Pablo en el club y demás, pero no fuimos a la cancha. Yo trato de seguir nuestra vida con Alfonsina también para que él esté tranquilo y no tenga que estar atendiéndonos a nosotras. Y cuando pasan los partidos por televisión vemos el último game para ver a papá (mirada cómplice con Alfonsina). Pero yo me pongo muy nerviosa entonces prefiero no ver.

¿No lo vio contra Rafael Nadal en Río?

No, estaba muy nerviosa.

¿Y no se fija cómo va el partido, en televisión, en internet o redes sociales?

No dejo que nadie lo mire, que nadie me cuente, que no me digan cómo va el partido, aunque a veces no me aguanto y miro en las redes. Pero trato de no hacerlo porque realmente me pongo muy nerviosa. Lo que pasa es que una sabe de todo el sacrificio, de si le duele algo, todo. Entonces, como no soy deportista, si me dice que le duele la muñeca me pongo nerviosa y pienso que es mucho más grave de lo que realmente es.

¿Cómo reacciona Alfonsina, con cuatro meses, en esos últimos juegos que dice que ve cuando lo pasan por televisión?

La gorda mira fijo y queda frente a la tele como si entendiera. Más allá de eso me gusta traerla al club para que se vaya familiarizando a los ruidos, a la gente. Y como a los tenistas les encantan los niños, Alfonsina anda en brazos de todos los amigos del circuito. Los tenistas le dicen el budita de la suerte, porque desde que está en la panza Pablo ha ganado mucho. Pico (Juan) Mónaco, por ejemplo, siempre dice: “Vamos a tocarla, porque Alfon trae suerte”.

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