La selección celeste que provoca

Luego de tantos años de sangría futbolística, tanto a nivel de clubes como a nivel de selección, este grupo le devolvió la victoria a muchos que nunca habían visto ganar a Uruguay nada importante. Y del mito en la cancha se saltó rápidamente al mito simbólico que da la trascendencia. Su explosión en publicidades y demás campañas públicas y privadas los volvió personas que transgredieron el rectángulo de pasto e inspiraron, primero a publicistas y luego a periodistas y a artistas, a hacer cosas con ellos o a partir de ellos. Más allá de una valoración de todo el fenómeno (seguramente tenga componentes positivos y también negativos), es un hecho su notoriedad.

Si a esto se le suma la cercanía del campeonato mundial de Brasil, el impacto social de la selección es muy grande. En estos días varios eventos culturales se desprenden de esta fiebre futbolera y celeste en Uruguay y particularmente en Montevideo, donde la oferta cultural se desdobla con exposiciones, presentaciones de libros y reediciones, películas y programas especiales conectados directamente con las historias personales de los dirigidos por Óscar Tabárez o aspectos de la selección uruguaya tanto en la historia de los Mundiales como en la historia del fútbol.

El Observador se propuso un repaso de algunos de los productos culturales más importantes vinculados con la selección en estos días, por que el abanico es lo suficientemente amplio.

En las páginas

El ámbito editorial es de los más sacudidos por la celestemanía. Cuatro libros destacan entre los editados o reeditados en estos días con temática futbolera.

Luis Prats reedita La crónica celeste (editorial Fin de Siglo), un libro que ofrece una reseña de todos los partidos jugados por la sección en diversos campeonatos internacionales, como Copas América y Mundiales. A lo largo de más de un siglo, la selección uruguaya acumuló enormes victorias épicas y también varias derrotas dolorosas. Prats las cuenta todas en este libro que se actualiza cada Mundial.

Por su parte, Ana Laura Lissardy reedita Vamos que vamos (editorial Aguilar) un trabajo periodístico donde se cuentan las historias personales de los jugadores de la selección desde la perspectiva familiar e íntima.

El uruguayo radicado en Inglaterra Andreas Campomar publicó ¡Golazo! (editorial Club House), donde el autor reúne las historias del fútbol latinoamericano desde el origen hasta el presente, pasando por “jugadores de un talento extraordinario, árbitros de armas tomar, golpes de estado sangrientos, goles formidables, conspiraciones insidiosa, goleadores con aspecto de ídolos de matiné y gusto por el tango, el alcoholismo, el suicidio y por algunos de los equipos más emocionantes que han pisado el campo de juego”, según reza su introducción.

Willy Viola ofrece Celeste inmortal (Ediciones de la Plaza) un grueso volumen estadístico de los patidos entre 1902 (primer encuentro oficial de la selección uruguaya) hasta 2013.

En la pantalla

Las salas del Movie ofrecen la posibilidad de ver los partidos de Uruguay en pantalla grande, en transmisiones en vivo y en directo. Tanto con Costa Rica como contra Inglaterra e Italia, el público tendrá la chance de ver esos partidos en tamaño XXL. El fútbol se acerca así al cine para que el espectáculo sea más grande. Los partidos se transmitirán en calidad HD en las salas de Movie de Portones, Punta Carretas, Nuevo Centro y Montevideo Shopping.

En los museos

Si hablamos de historia y de 1950, todavía se pueden retroceder dos décadas para recordar la copa de 1930. En el ex Bazar Mitre se expone la muestra 1930: el primer mundial, que incluye 75 fotografías de época, objetos, memorabilia y también la proyeción de dos películas: un documental de la FIFA sobre 1930 y otro con imágenes de archivo del recibimiento de los Olímpicos de 1924 y sobre la construcción del Estadio Centenario.

Por su parte, en la Fundación Iturria se presenta la semana que viene la exposición Uruguay nomá.

En la Casa Tammaro (Juncal 1429) la propuesta es vivir el Mundial a través de 75 álbumes de figuritas, medallas, sellos e insignias de coleccionistas. Estas son algunas de las propuestas culturales que se suben a la ola de una selección que vive de la ilusión.