El rugby uruguayo está cambiando. A pasos agigantados y en muy poco tiempo. Basta con ver el punto en el que estaba en diciembre, cuando la Junta Departamental aprobó la concesión del Estadio Charrúa: una Unión con dificultades económicas, que obligaban a suspender el contrato con entrenadores y preparadores físicos, y con jugadores que escribían una carta abierta expresando la necesidad de tener mejores condiciones de entrenamiento para poder competir en el alto nivel. En ese contexto, la incursión en la aventura de hacerse cargo de un estadio significaba un enorme signo de interrogación.
De eso hace poco más de tres meses. Y eso, como reconoció el head coach de Los Teros, Pablo Lemoine, fue el punto límite, la crisis que generó una catarata de cambios que tuvieron el punto más simbólico ayer: el corte de la cinta formal, que le otorga a la Unión de Rugby del Uruguay (URU) la concesión conjunta del Estadio Charrúa por 10 años, junto a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
En realidad, la transformación del Charrúa empezó en enero, cuando se pusieron en marcha los planes para transformar al estadio en un Centro de Alto Rendimiento. Desde ese momento la Unión destinó US$ 200.000 para cambiarle la cara al estadio, y tiene previsto invertir otros US$ 100.000 en una primera etapa. Los resultados se ven en la refacción de los vestuarios, en la instalación de las oficinas administrativas, en la construcción de un gimnasio. En la restauración de la concentración, abandonada hace tiempo en el primer piso, para lo cual hubo que hacer un profundo trabajo para quitar humedades y resolver problemas estructurales.
Por el nuevo convenio, la concesión queda obligada a hacerse cargo de todos los costos del estadio y limpieza del parque. Por otra parte, la URU administrará todas las instalaciones interiores, mientras que comparte con la AUF el uso de la cancha, para que la utilicen el fútbol femenino y juvenil.
Ayer fue el día del corte de cinta. Tanto desde la AUF como desde la Intendencia de Montevideo reconocieron el trabajo que realizó el rugby, y la oportunidad de que el deporte tome como propio el escenario, para evitar que siguiera transformándose en un tugurio, y para convertirlo en un centro de alto desarrollo deportivo que también beneficie a otros deportes.
La primera gran meta para el rugby en el Charrúa es realidad: mañana comenzará el Sudamericano de mayores, en el que Uruguay se juega seguir en carrera en las Eliminatorias al Mundial de Inglaterra 2015. Más allá de eso, desde la URU trabajan para que el centro de desarrollo de jugadores empiece a ser una realidad, que permita también empezar a dar pasos grandes en la cancha.
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