La tarjeta roja que el árbitro Pablo Giménez le mostró a Marcel Novick en la victoria del aurinegro ante Sud América por 4-0 fue un golpe en la planificación de Leonardo Ramos rumbo al clásico de esta noche.
¿Por qué? Porque el Vikingo es de los pocos referentes que tiene el plantel, se adapta perfectamente a la idea del entrenador, es la báscula de equilibrio de un equipo que tiende a desbalancearse cuando va en busca del gol y porque tiene un imán con los hinchas de cara a un partido tan especial.
Por eso su baja se sintió en los compañeros que deberán repartir el liderazgo y su recorrido en partes iguales para no extrañarlo, pero también en el cuerpo técnico que tienen un vacío difícil de llenar.
Durante la semana y con la novedad de que Gastón Rodríguez está habilitado, Ramos apeló a distintas formulas en una semana atípica ya que tuvo solo tres días para trabajar.
Tras la ratificación de que Quintana será titular para tomar la referencia personal de Hugo Silveira y con Affonso confirmado en ataque tras atravesar un buen momento individual, las dudas del cuerpo técnico de Peñarol están solo en la zona media, donde se construye el juego propio y se anulan las virtudes del rival.
Gastón Guruceaga, Hernán Petryk, Yeferson Quintana, Ramón Arias, Lucas Hernández; Nahitan Nandez, Guzmán Pereira, Cristian Rodríguez; Gastón Rodríguez; Junior Arias y Mauricio Affonso fueron los once hombres que paró el estratega mirasol en la tarde del martes, durante el último ensayo táctico, aunque es un secreto a voces que también considera a Ángel Rodríguez y a Diego Rossi en su cabeza.
Con Gastón cambia la figura
Si Ramos confirma el equipo del último ensayo, el cambio de piezas de características tan distintas obligará a una modificación táctica. La salida de Marcel Novick para el ingreso de Gastón Rodríguez traerá consigo un cambio del sistema, del 4-4-2 al 4-3-1-2.
¿Por qué? Porque Rodríguez no siente la marca, porque tampoco tiene la capacidad de hacer los relevos y porque es fundamental tenerlo de cara al arco rival con dos delanteros para habilitar, con Affonso como referencia y Arias flotando por todo el frente de ataque aprovechando sus atributos.
La ventaja de este sistema es que obliga a Martín Lasarte a retrasar sus laterales, lo que disminuye el poderío ofensivo de Nacional en los costados con Jorge Fucile y Alfonso Espino atentos a la marca. Peñarol perderá cobertura en los extremos y exigirá a Guzmán Pereira a hacer un partido perfecto en la contención.
Con Ángel solo cambia nombre
Si Ramos se inclina por Ángel Rodríguez no tendrá que modificar el sistema, aunque también es cierto que es un volante de contención relegado en la consideración del entrenador.
Si opta por Rodríguez, Peñarol no perderá el despliegue ni la capacidad de recuperación de Novick, además de que no alterará la figura táctica. Eso le permitirá que Nandez y Cebolla Rodríguez puedan proyectarse por las bandas e incluso llegar al gol conscientes de que Pereira y Ángel se parten la mitad del terreno en la recuperación.
Si bien pierde personalidad con el cambio, la inclusión del volante ex River lo puede hacer ganar en velocidad. Cuando Petryk y Hernández se proyectan en ataque, los dos volantes de recuperación deben ser aplicados en los relevos y muchas veces quedan expuestos a jugar mano a mano.
Novick, ante Defensor Sporting y Sud América, sufrió en ese tipo de jugadas. Ante los violetas terminó en gol y ante los buzones en expulsión. Ángel Rodríguez, más rápido que el Vikingo, puede cubrir esa falencia.
Rossi: la opción más lejana
Más lejana es la posibilidad de que Ramos opte por darle la titularidad a Diego Rossi.
El juvenil fue la carta de recambio preferida del entrenador cuando los trámites son adversos, por su manejo de los dos perfiles, por su velocidad que le permite jugar lejos del arco y porque impone condiciones ante rivales cansados. Sin embargo ponerlo desde el inicio como volante sería un peligro, ya que su capacidad de marca es baja y como externo deberá cuidar su espalda ante las subidas de Fucile o Espino.