La otra cara del fútbol uruguayo

Los partidos de la selección nacional son diferentes. Tienen ese viejo respaldo de gente de todos lados. Desde clubes de baby fútbol de Ombúes de Lavalle en Colonia a otros de Rocha. Esos gurises que no solo no podían creer que estaban por primera vez en el Estadio Centenario, sino que además, de yapa, estaban viendo Uruguay-Brasil. Nada menos. ¿Qué mejor premio que ese para un niño que le gusta el fútbol y nunca había llegado a la capital a ver un encuentro?

Pero también se viven distinto dentro de la cancha. No se escuchan los tradicionales insultos de los fines de semana. La gente vibra pero a su manera.

Fuera del Centenario ya se podía palpar eso. Desde un uruguayo que se acercó vestido de celeste a un grupo de cuatro hinchas brasileños pidiéndoles una foto como si se retratara con Neymar, hasta otro compatriota que con toda la viveza criolla colgó una cuerda entre dos columnas para vender banderas de Brasil en el mismo lugar en el que bajaban todos los torcedores brasileños.

"¡Pah! No puedo creer. ¡Aquel no me puso los palillos en la bolsa!", le dijo a su compañero. Con los minutos, los encontró y comenzó a colgar las banderas.

"¡Se pinta, se pinta a voluntad!" Eran cerca de las 16.30 y faltaba mucho aún para el partido, pero la gente ya comenzaba a hacer sus pesitos. Muchachos que pintaban la cara de los niños y no tanto por lo que el consumidor quisiera abonar. Hasta a los brasileños les pedían –sin éxito– para pintarlos. Y se hicieron su jornal con el paso de las horas.

Más de una hora antes de que llegaran los jugadores uruguayos al estadio, una centena de personas esperaban del otro lado de una verja para ver a sus ídolos. Esperaron pacientemente y los recibieron al grito de "¡Uruguay nomá!", sin "s" como corresponde.

La gente siguió llegando hasta llenar el Centenario. El resultado ya es una anécdota, pero esos hinchas, quienes se acercaron como es costumbre, y los otros, los niños que visitaron por primera vez el Estadio Centenario, se fueron con la alegría de ver un partido de estas características. El que los une a todos.