Pocas veces un jugador uruguayo amagó tantas veces con jugar en Peñarol como Diego Forlán. Es que al margen de que en todos los mercados de pases hay nombres cantados en la interna aurinegra, el caso de Forlán es la sana obsesión de muchos dirigentes.
El tema es sanguíneo y de identidad. Forlán quiere cumplir su sueño –y el de su padre, campeón de América y del mundo con Peñarol en 1966– de ponerse la camiseta mirasol, justo en un momento del club donde la inauguración del estadio propio está cerca.
Si Forlán llega a Peñarol y encima forma parte del equipo que estrenará el estadio, no solo pasará a la historia, sino que será el golpe de efecto que Peñarol busca para dejar atrás un verano que comenzó negro como el invierno.
En ese sentido, Juan Pedro Damiani se comunicó con el futbolista para conocer su opinión y ponerlo al tanto del interés oficial por sumarlo a tiendas mirasoles.
Del otro lado la respuesta fue positiva, pero con el inconveniente de pertenecer aún a Cerezo Osaka, un obstáculo que parece insalvable.
Es que Forlán tiene cinco meses más de contrato en el club nipón por una cifra que ni Peñarol está dispuesto a poner ni el representate del jugador está dispuesto a resignar: U$S 2,9 millones.
Incluso el representante del jugador, Daniel Bolotnikoff, habló con las autoridades del club japonés para intentar llegar a un acuerdo, algo que fue imposible debido a las cifras que se manejan.
En Japón no están dispuestos a renovarle el vínculo a Forlán, ya que el equipo descendió y los resultados deportivos estuvieron lejos de ser los mejores.
Sin embargo, tener al astro uruguayo entre sus filas hace de Japón un foco de atención y márketing permanente.
Las frustradas negociaciones por Cristian Tabó y Ruben Olivera también juegan su partido en la cabeza de Juan Pedro Damiani.
El presidente quiere lograr una contratación resonante para Peñarol, que es el único equipo del fútbol uruguayo que aún no tuvo incorporaciones de cara al Torneo Clausura.
Mientras tanto, la postura de la Comisión de Pases y Contrataciones del Club es de cautela, ya que interpretan que Forlán es un jugador clave para Peñarol, pero quieren rodearlo de una estructura que el club, al menos hasta junio, no tiene.
La depuración del actual plantel de Peñarol es imposible que se lleve a cabo ahora, porque salvo Baltasar Silva, Sergio Orteman, Darío Rodríguez y Fabián Estoyanoff, que ya se fueron, el resto tiene contrato vigente.
En junio interpretan como inviable la continuidad de jugadores con contratos importantes como Joe Bizera, Pablo Lima y Juan Manuel Olivera, lo que daría oxígeno el presupuesto de Peñarol, más acorde a las exigencias del propio Forlán, además de rodearlo de un plantel más joven del actual.
De las promesas electorales de Damiani en octubre del año pasado al “en Sudamérica solo juego en Peñarol”, que dijo Forlán en noviembre, pasó mucha agua bajo el puente.
Cuando se pensaba que la negativa de Diego Aguirre dinamitaba los puentes para la llegada del goleador, una llamada de Damiani y la idea clara de Bengoechea parecen acercar las partes.
Forlán define en Japón y el gol puede festejarse en Los Aromos. Por ahora es más que una obsesión.
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