La NBA llegó a Casavalle

El deporte tiene una función clave en la construcción de cultura y es un gran dinamizador de integración que no conoce de clases sociales.

En un año 2015 donde una delegación de la NBA logró romper la muralla ideológica existente entre Cuba y Estados Unidos, Carlos Delfino, con ocho años de experiencia en la liga más poderosa del mundo, se hizo presente en el Movimiento Tacurú, una organización salesiana dedicada a la integración de niños en contexto crítico, invitado por DirecTV en el marco de su programa de Responsabilidad Social Empresarial.

El gimnasio que la obra salesiana tiene en el barrio Casavalle fue reacondicionado por los chicos, personal de la empresa y el propio Delfino, quien puso sus manos de francotirador al servicio del armado y pintado de bancos.

“A mí me encantan las acciones solidarias y trato de devolver todo lo que la NBA me dio. Estos chicos de Tacurú me llamaron y estoy encantado de participar”, dijo Delfino a El Observador, que fue testigo de un día histórico.

Delfino dió una clínica deportiva donde hizo especial énfasis en la importancia de los fundamentos: “Tuve la suerte de que mi padre también fue jugador; entonces tenía una referencia muy buena. Me acuerdo que siendo un pibe me fijaba en como se acomodaba las medias Michael Jordan y lo imitaba. Fue mi padre quien me hizo ver lo realmente importante. Me acuerdo que me apagaba la luz del cuarto y me hacía picar la pelota a oscuras para agarrar dominio”.

Delfino dirigió gran parte de la clínica a Mauricio Arregui, integrante de la selección uruguaya sub 17, que además forma parte del Movimiento Tacurú.

“Lo más importante son las ganas de llegar, el empeño y la dedicación que uno le pone a lo que hace. El hambre y las ganas de superarse. Yo tenía 15 años y no iba al cine con mis amigos, ni a bailar; estaba todo el día entrenando fundamentos”.

Nacido en las formativas deUnión de Santa Fe, el alero contó que dejó de estudiar a los 15 años para dedicarse al profesionalismo, algo que tiene en el debe: “Cuando firmé con Detroit sentí que estaba en el máximo nivel que era la NBA, pero mi gran debe era y es terminar la escuela”.

Sin competencia oficial desde mayo de 2013 y con una lesión que lo obligó a pasar cuatro veces por el quirófano, Delfino se plantea la vuelta a las canchas con la intención de volver a jugar en la selección Argentina, con la que logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y la de bronce en Beijing 2008: “En la última operación lo único que le pedí al doctor fue volver a correr para jugar con mi hijo en una plaza y hoy estoy intentando volver. Estar todavía en el radar de algunos equipos de la NBA luego de dos años sin jugar habla muy bien de lo que hice. En febrero no podía andar ni en bicicleta y hubo equipos que me llamaron para la recuperación y aportar desde el vestuario. El secreto de la Generación Dorada es que es una camada única, de gente que no solo juega bien al básquetbol sino que se potencian el uno al otro”.

La generación dorada y su periplo NBA:

Detroit Pistons: Fue elegido en primera ronda del draft 2003 de la NBA. Jugó 204 partidos y llegó dos veces a Playoffs en 2006 y 2007.

Toronto Raptors: Firmó con los canadienses en el año 2008. Jugó los 82 partidos de la temporada y cinco de playoffs.

Selección Argentina: Con Argentina ganó los Juegos Olímpicos de 2004, el FIBA Diamond 2008 y Torneo de las Américas de 2011.

Houston Rockets: Llegó en 2012 y terminó como mejor triplero por minutos jugados en toda la NBA.Se fracturó el hueso escafoide.

Milwaukee Bucks: En Milwaukee estuvo lesionado y se operó. Fue transferido a Los Ángeles Clippers, donde lo cortaron para reducir el margen salarial.