En Santiago, donde chilenos y argentinos se medirán en una inédita final, el triunfalismo está por los aires y los locales no tienen dudas: de la mano de una prodigiosa generación de jugadores confían en ganar en casa el primer título en toda su historia.
Pero los argentinos no se quedaron atrás y también coparon la capital chilena para alentar al equipo de Gerardo Martino.
Unos 12.000 argentinos cruzaron la Cordillera para ver o estar cerca de la final que se jugará hoy por la tarde en el Estadio Nacional de Santiago, aunque los hinchas albicelestes tienen disponibles apenas 2.000 localidades.
Se estima que unos 47 mil argentinos aún permanecen en
Chile sólo por la
Copa América.
La reventa de entradas es ilegal en Chile y fue la principal causa de detención de ciudadanos extranjeros durante el campeonato, informó el diario La Nación.
El duelo futbolístico hizo recordar cierta hostilidad heredada desde que ambos países estuvieron a punto de enfrentarse en un conflicto bélico en 1978 y el apoyo que cuatro años más tarde el gobierno del dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990) le dio a Gran Bretaña en oportunidad la guerra de Las Malvinas ocurrida en 1982.