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Ronaldinho: la ilusión de verano de Nacional

El mercado de pases se sacudió con el nombre de Ronaldinho para los tricolores
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10 de enero de 2017 a las 05:00
Los hinchas de Nacional deben haber cerrado un instante los ojos para soñar. Imaginar ese momento único que podría significar ver a Ronaldinho, una estrella del fútbol mundial, subiendo las escaleras del Parque Central. Caminar los metros que separan el túnel de la mitad de la cancha. Y ahí, vestido absolutamente de blanco, levantar los brazos al cielo.

¿Se lo imagina? Uno de los mejores jugadores del mundo en Uruguay. Poniéndose la blanca. Deslumbrando a los hinchas con alguna de sus salidas mágicas. Escondiendo la pelota y dejando en blanco a sus rivales con un caño o un sombrero. Despidiéndose en el Centenario colmado de aficionados.

Hasta ahí todo lo que el hincha puede imaginar. Ahora bien, ¿qué implica traer a Ronaldinho? Cuando fue a jugar a Quéretaro alquiló una casa en un club de golf donde montó una cancha de fútbol playa. No va a entrenar porque no puede salir, ya que, lugar donde pisa, se genera un revuelo por su figura. Exige dos autos, uno para él y otro para su personal de seguridad. Ni hablar de cocina brasileña. Eso no se negocia. En resumen: una vida de rey.

Cuando estuvo en la mira de Besiktas solicitó cosas tan extrañas como un teléfono fijo y un celular, pero a cuenta del club. Además de porcentaje por la venta de camisetas.

Ronaldinho no sale de su casa. Es imposible. No puede ir a tomar un café, mucho menos caer en un restaurante para cenar porque se genera un revuelo.

De Diego a Ronaldinho

Hace 20 años el fútbol uruguayo vivía una historia similar a la de Ronaldinho. En 1997, Peñarol manejó la idea de incorporar a Diego Armando Maradona. El equipo se preparaba para luchar por el Quinquenio y la noticia generó un revuelo de magnitudes. Maradona, al igual que Ronaldinho, era una estrella de nivel mundial.

Por aquel entonces las exigencias eran otras pero estaba claro que Maradona no tendría el mismo trato que el resto de los mortales del plantel de Peñarol.

La historia fue un tira y afloje. Hasta que se llegó a un punto donde pusieron al técnico Gregorio Pérez entre la espada y la pared. Claro, el 10 no quería entrenar como uno más sino tener determinados privilegios. Era Maradona. La historia no terminó bien por diferencias del entorno del 10 con los dirigentes.

Convivir con una estrella
Está claro que convivir con una estrella de nivel mundial no es tema sencillo. Plantel y cuerpo técnico se deben adaptar a determinadas reglas para el caso de que el jugador en cuestión firme un contrato por una temporada, seis o tres meses.

Ronaldinho no está jugando. En los últimos tiempos se ha dedicado a sellar acuerdos con clubes que no superan los tres días. La última vez que estuvo atado un contrato fue en 2015 con Fluminense de Brasil.

¿Se imaginan si firma un contrato con Nacional? ¿Cómo sería la convivencia? Es que Ronaldinho no viene solo. Atrás viene todo un aparato de marketing, seguridad personal, amigos y gustos que se transforman en exigencias como los ocho pasajes que había pedido para firmar con Besiktas.

Son jugadores que viven otra vida. Todo lo que generan es noticia. Tienen espónsores propios, marketing, seguridad privada con guardaespaldas, chofer. Vive con sus amigos en una casa acondicionada para jugar fútbol playa, que es su pasión. El club se adapta a su vida y no Ronaldinho a la institución.

¿Llegará a Nacional? "Lo veo como algo distante", dijo el presidente tricolor José Luis Rodríguez en la radio 1010. Confirmó de todas formas que buscan un patrocinador para concretarlo.

Por lo pronto, el crack brasileño se dedica a firmar contratos cortos. Los clubes se sacan un gusto y se benefician con una enorme movida de marketing.

La historia recién comienza. Por ahora es un sueño. Los hinchas imaginan a Ronaldinho vestido de blanco saludando en la mitad del campo del Parque Central. Al fin de cuentas, de sueños vive el hombre.

Sus exigencias club por club

Querétaro

El club mexicano fue uno de los últimos en el que uno de los mejores jugadores del mundo tuvo un contrato extenso. Ronaldinho entrenaba en su casa rodeado de familiares y amigos. Alquiló una casa en un club de golf donde hizo una canchita de fútbol playa con arena, y se pasaba tres o cuatro horas jugando todos los días.

Barcelona

En enero de 2016, para participar de la noche amarilla de Barcelona de Ecuador firmó un contrato por tres días a cambio de US$ 200.000, que fueron cubiertos por un auspiciante. Pidió dos autos, uno para él y otro para el personal de seguridad. Una suite presidencial en un prestigioso hotel y comida brasileña. El club exigió que estuviera presente en un entrenamiento, un evento para captar socios y dos conferencias de prensa.

Besiktas

En 2014 estuvo a punto de llegar a un acuerdo con Besiktas de Turquía y para ello pidió siete pasajes de avión al año para viajar a Brasil con su familia. Una residencia con personal a su servicio pero pagado por el club. Un vehículo elegido por él, con chofer y combustible a cuenta también del equipo. Estableció que debía recibir un porcentaje en la venta de camisetas con su nombre y que su salario no debía ser menor a € 6 millones al año. Al final no llegaron a un acuerdo.

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