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La historia negra del estadio Nacional de Santiago

Referí recorrió el costado triste del escenario donde el martes Uruguay enfrentará a Chile por las Eliminatorias
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14 de noviembre de 2016 a las 05:00
Manuel se emociona cuando recuerda el festejo de su cumpleaños número 25 adentro de uno de los camarines del Estadio Nacional de Santiago. De torta, un pedacito de pan repartido entre sus compañeros de prisión. Manuel Méndez Ulloa tiene hoy 68 años y pasó 50 días como prisionero de guerra en el estadio durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Una historia oscura, que mancha de sangre el escenario donde el martes Uruguay se enfrenta con Chile por las Eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018.


Manuel es guía en un recorrido que se hace todos los sábados por el estadio y sus inmediaciones, en un esfuerzo por preservar la memoria de aquellos atroces días, en los que incluso se hizo una farsa de partido de fútbol, ya que Chile tuvo que jugar un repechaje para el Mundial de Alemania 1974 contra Unión Soviética y los rusos no se presentaron.

La Cruz Roja Internacional calcula que pasaron por ahí más de 20 mil prisioneros de 38 países. Las instalaciones del estadio y las de un Velódromo y una antigua piscina que están en las proximidades, fueron utilizadas para torturar y asesinar a miles de ellos.

Una parte del estadio, la que pertenece a la escotilla 8 (entrada) permanece tal como estaba en 1973. Perduran los asientos de tablones y el tejido de alambre, pese a que "la señora FIFA ha querido sacarlo", cuenta Manuel a Referí.

Y recuerda, con la mirada perdida en el tiempo: "Esta escotilla fue dormitorio de 600 o más personas. Lo que estás pisando son los colchones que teníamos" y señala el hormigón duro y sucio. Actualmente, durante los partidos ese sector permanece desocupado.

Parado sobre la pequeña tribuna que quedó para el recuerdo, ubicada detrás de uno de los arcos, Manuel cuenta: "Acá nos sacaban por las tardes. Debíamos permanecer sentados, mirando la cancha y el cielo, toda la tarde. No podíamos conversar entre nosotros. Había un milico cada cinco metros y si alguno pisaba el asiento de adelante, recibía bala".

Para el Mundial de 1974, Sudamérica tenía 3,5 plazas. Una era para Brasil porque fue campeón en México 1970. Uruguay y Argentina lograron los siguientes dos pasajes, mientras que Chile tuvo que jugar un repechaje contra Unión Soviética. El 26 de septiembre de 1973 empataron 0 a 0 en Moscú y para la revancha, el 21 de noviembre, los rusos no se presentaron y los chilenos hicieron una parodia sobre la cancha.

"Los rusos avisaron que no venían a jugar a Chile por el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y porque el estadio Nacional estaba manchado con sangre" cuenta Manuel y prosigue: "Entonces llegó la FIFA a revisar el estadio, y le aconsejó a Pinochet que guardara a la gente en distintas partes, donde pudiera, para jugar el partido, porque si no se cambiaba la sede a Argentina, Brasil o Uruguay".

El día que jugaron en Moscú, "a los presos nos sacaron a las galerías del estadio y pusieron la radio a full. Nosotros gritábamos, era un recreo, pero no para andar por todos lados, sino en el puestecito nomás" dice el guía.

Cuando llegó el momento de la revancha, "Pinochet empezó a dejar gente en libertad; los que tenían algo de política o eran interventores quedaban presos y los trasladaron a distintos lugares, fueron sacados del estadio. El partido se hizo, en realidad la ceremonia, porque el partido no se jugó. Las tribunas estaban llenas, estaban los árbitros y el equipo chileno salió a la cancha normalmente. El árbitro pitó y los jugadores llegaron al arco tocando la pelota; hicieron el gol y se terminó el partido".

El juez fue el chileno Rafael Hormazábal que siguió la jugada de cerca. El Chamaco Valdés le pasó la pelota a Carlos Reinoso, éste a Julios Crisosto, quien se la devolvió a Valdés. Frente a la impaciencia del público, Valdés remató al arco. La gente gritó el gol y disfrutó la clasificación.

Otros chilenos sufrían. Con tapas de botella, clavos o las llaves de sus casas, hacían rayitas en las paredes internas del estadio. Marcaban cada día que pasaban encerrados. "Aquí morimos y nacimos de nuevo, porque los presos no somos los mismos que en el 73", expresa Manuel, que nunca jamás volvió a probar un pan con el sabor de aquel de hace 43 años.

1973

Año. En los primeros días del golpe militar miles de personas fueron trasladadas en calidad de prisioneros al improvisado centro de detención del Estadio Nacional. Entre ellos hubo uruguayos: 17 mujeres y 59 hombres.

21/11

Repechaje. Ese día de 1973 debían de jugar Chile y Unión Soviética por la clasificación al Mundial de Alemania 1974. Los rusos no se presentaron y los chilenos sacaron del medio, marcaron el gol y se clasificaron a la Copa del Mundo.

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