La gloria que volvió del olvido

Pacaembú, 25 de marzo de 1965. Estadio lleno para ver al Santos de Pelé en acción contra Peñarol. El árbitro pita un penal y el estadio explota en alegría. Pelé se para detrás de la pelota. No hay forma de que no sea gol. El mejor jugador del mundo ya festejó infinidad de veces, lo quieren desde todos los mercados y un penal es una cosa de niños para su jerarquía.

Apunta, remata y el arquero de Peñarol vuela para detener el tiro ante un Pacaembú que ahora queda en silencio y obliga a los periodistas al esfuerzo de retratar lo imposible. Alguien le había atajado un penal a Pelé.

Montevideo, 7 de abril de 2017. Un veterano que peina las pocas canas que le quedan hace fila para sacarse la cédula. Para los más jóvenes es un total desconocido. Algún veterano lo mira de reojo desconfiando del paso del tiempo y solo cuando suena su nombre en un altavoz algún carbonero conocedor de la historia gira la cabeza para verificar si es él.

"Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe", recita de memoria. El paso del tiempo hace mella desde lo físico, pero la cabeza muestra una lucidez increíble. Ese alguien que se atrevió a atajarle un penal a Pelé no es cualquiera. Es Luis Maidana, quien acepta la invitación de Referí para abrir el anecdotario.

"Yo siempre miraba el pie de apoyo y nunca me tiraba antes de que saliera la pelota. Tenía que adivinar la jugada pero también estudiaba. Como se paraba Pelé y como se paraban todos. Pero con él teníamos un duelo particular. Me hizo algunos goles, yo le saqué varios, pero siempre dije que para mí fue el mejor de todos los tiempos, sacaba recursos de todos lados. Nunca sabías si era zurdo o derecho porque hacía goles con todas las partes del cuerpo. Es un señor, siempre nos llevamos bien", cuenta a modo de secreto.

Además del trámite de la cédula tuvo que visitar al médico, porque a los 83 años las emociones fuertes juegan su partido y una llamada telefónica le cambió el ánimo por completo.

Luego de consultarlo con familiares, Ignacio Ruglio y Pablo Sciarra, referentes de Sentimiento 1891 y Compromiso y Acción Peñarolense, decidieron pisar el acelerador en la iniciativa que pretende llevar a las grandes glorias del club con el plantel, una idea que estrenó Walter Olivera el año pasado por Copa Sudamericana.

"Yo no pensé nunca más viajar en avión con Peñarol y mirá que con el fútbol fui siete veces a Europa. Las pretemporadas de Peñarol las hacíamos en el exterior, salíamos después de navidad y volvíamos en marzo. La verdad que la invitación me llena de orgullo y emoción. A los muchachos (Ruglio y Sciarra) los conozco hace tiempo, de varios homenajes. Siempre se acuerdan y están cerca de uno, además de verlos cuando juega mi nieto (Luis Iván Cartés Maidana es arquero de la Cuarta División de Peñarol)", agrega el arquero que más clásicos atajó y el que más le ganó a Nacional, por encima de otras leyendas como Roque Gastón Máspoli o Ladislao Mazurkiewicz.

Sin embargo, a la hora de hablar de Peñarol la voz cambia de tono y se confunden los sentimientos. Por un lado ese amor a primera vista que generó estar en el club durante 21 años (fue jugador y luego entrenador de arqueros) y por el otro la espina de ser olvidado: "Tantas cosas pasaron en mi vida y nunca se acordaban de uno. Estuve 21 años en Peñarol, como jugador 14 y como entrenador siete. Pude formar a arqueros del Quinquenio como Claudio Flores y Luis De Agustini. En el título del Campeón del Siglo que hoy ostenta Peñarol nosotros colaboramos bastante. Que el club no se acuerde de mí me duele, pero no me gusta pedir limosnas. Hay que estar 20 años en un club, no estuve dos días en Peñarol".

Maidana no quiere ser rencoroso, pero reconoce que le dolió ir al Estadio Campeón Del Siglo y no ver su imagen en el paseo de las glorias: "Ahí se portaron muy mal. Yo tenía unos cuantos títulos y más años en Peñarol que unos cuantos que están ahí. Tenía ganas de estar por la gente que no me conoció y por mi familia. Los que tenemos más títulos somos el Tito Gonçalves y yo".

La iniciativa de llevar glorias y reconocerlas nació en una cena homenaje cuando Ruglio y Sciarra pensaron en invitar a viejos campeones a viajar con el plantel, con la condición de que el dinero del pasaje y la estadía saldría de sus bolsillos. "Es una forma de mimarlos, de llevarlos en un viaje oficial después de 30 o 40 años y que puedan transmitirles a los jugadores de ahora todas sus vivencias. Salió de Pablo (Sciarra) pagarlo nosotros y el año pasado fueron invitados Gonçalves y Olivera. El Tito no pudo viajar pero la experiencia de Olivera fue brillante", dijo Ruglio quien no duda en afirmar que Maidana "es la gloria viva más grande del club".

"Cuando llamé a las hijas me dijeron 'Papá se va a enloquecer con esto'. Ellas me dijeron que hacía 50 años que Luis esperaba una llamada así", agregó el directivo.

Sciarra, promotor de la iniciativa, agregó: "La idea va en línea con rescatar, valorar y dimensionar la historia de nuestro club, y en ese contexto agradecerle a quienes nos han hecho los más grandes. El área deportiva, tanto bajo la conducción de Juan (Ahuntchain) como de Gonzalo (De Los Santos), nos apoyaron. Ojalá en un futuro no muy lejano esta iniciativa pase a ser impulsada por todo el club".

El propio De Los Santos fue consultado sobre la inclusión de Maidana en el viaje y dejó en claro su postura: "Es un plus muy importante para todos. Luis es una gloria viviente del club. A las glorias hay que mimarlas. Estas iniciativas siempre suman. También es un premio a Luis en vida y a su carrera en Peñarol. Personas como él, de avanzada edad, necesitan ese tipo de caricias al alma".

Maidana, que también brilló en Palmeiras, tiene el bolso pronto cargado de ilusión y agradecimiento.

"Fue una iniciativa muy linda y voy a estar agradecido toda la vida a quienes me invitaron. Uno vuelve a sentirse jugador después de muchos años. Los ex jugadores nos sentimos como parte de un plantel de Peñarol todavía. Cuando me llamaron no lo podía creer y lo tuve que consultar con mi señora (risas). Me tocó ir a cenas de homenajes, al Campeón del Siglo, pero una invitación así para acompañar al plantel en el exterior fue increíble. Me puse la ropa, armé el bolso rápido y me fui loco de la vida. Es bueno, pero muy bueno y eso me gustaría dejarlo claro, que Peñarol no se olvide de sus glorias y que la gente nueva del club le haga un lugarcito a los viejos que dejamos hace mucho el fútbol. Estos viajes le levantan el ánimo a los viejitos como nosotros (risas)", Walter "Indio" Olivera.

"Cuando llegamos al hotel él no sabía que estaba al lado del Museo de la Conmebol. Decidimos ir después de instalarnos y cuando entró al Museo el guía se agarró la cabeza y no lo podía creer. Miraba las fotos, lo miraba a Walter y no daba crédito. Para el Indio fue un reconocimiento bárbaro, que lo hayan reconocido después de tanto tiempo en el lugar donde están las copas fue muy especial para todos", Pablo Sciarra.

"Con Olivera la experiencia en Paraguay fue un éxito. En el último almuerzo hicimos una mesa de hinchas y lo invitamos. Que un capitán Campeón del Mundo pidiera para hablar nos dejó helados. Levantó una Intercontinental con Peñarol y se quebró hablándonos a nosotros de su amor por el club. En la cancha lo paré frente a la hinchada y cuando la gente empezó a corear el "Indio, Indio" se le caían las lágrimas. Esta iniciativa no termina acá. Queremos sumar un juvenil de cada categoría y no al mejor jugador, sino al mejor compañero votado por cada plantel", Ignacio Ruglio.