La final del mundo

Por eso vale la pena mirar atrás. Remontarse a 2011, cuando empezaba este proceso. Cuando alimentar la mística de selección era una tarea en sí. Cuando había que construir, por todos lados: la identidad, sí, pero también el juego. Cuando conseguir una cancha para entrenar era una complicación semanal, y la opción que quedaba era hacer el raíd ante el Country Los Teros.

Uruguay no es Nueva Zelanda. Ir al Mundial sería el premio en sí mismo, como el campeón mundial de los seleccionados amateur. Pero sí que el cambio ha sido sideral respecto hace cuatro años, cuando se llegaba al repechaje remendados, y en el medio de problemas internos, a un partido ante Rumania en el que los europeos eran favoritos por varios cuerpos. El Charrúa, esa revolución que obligó a cambiar la velocidad del rugby uruguayo de segunda a quinta, fue el motor, pero también el símbolo de esa nueva etapa.

Uruguay hizo la mitad del trabajo en la ida. Se vino con una diferencia corta, de apenas un punto en contra, tras el 22-21 de la ida en Krasnoyarsk.

Tiene todo para definir de local, con la gente a favor, y en su casa, palabra que adquiere especial sentido cuando se habla de lo que se ha transformado el Charrúa para los jugadores de Los Teros, donde han entrenado, han hecho pesas, han almorzado y cenado, visto videos, dormido y despertado. Y donde buscarán poner el broche de oro a una historia de sacrificio único, de los locos amateurs que se animan a pelearle a los profesionales.

El partido va a ser durísimo. ¿Cuándo no lo fue? Rusia demostró ser un equipo duro, mucho más allá del concepto básico que se podía creer, jugadores de buen físico y técnica limitada. Demostraron que saben jugar pelota en mano, que les gusta abrir la cancha, y que si le agregan juego vertical pueden ser muy peligrosos.

Pero Uruguay ya lo vio en Krasnoyarsk. Y durante grandes tramos del partido, lo pudo controlar. Ahora tendrá la obligación de salir a ser protagonista. Más que por el punto de diferencia en contra, porque es local y el planteamiento pasará por hacer sentir eso de entrada. Cerrar el juego con los forwards, buscar que no haya tanta dinámica, usar el pie para posicionar el juego en campo rival y ahí presionar como este equipo sabe hacer de sobra.

El Mundial está cerca. Y para llegar no hace falta más que lo que este equipo ya ha demostrado en muchos momentos de este largo período de Eliminatoria, que va casi por los dos años, en el que se le fue ganando a Brasil, a Chile, a Hong Kong, en el que se perdió con Estados Unidos causándoles un buen dolor de cabeza.

En este proceso en el que se aprendió a salir a jugar de igual a igual, aunque con las propias armas, a equipos superiores como Georgia, Rumania, Irlanda A, o Argentina A. En ese bosque es que el rugby uruguayo se transformó. Y al llegar al final del viaje, solo queda agradecer. Pase lo que pase.

URUGUAY.1. Alejo Corral, 2. Nicolás Klappenbach, 3. Óscar Durán; 4. Santiago Vilaseca, 5. Rodrigo Capó; 6. Juan Gaminara, 7. Diego Magno, 8. Alejandro Nieto; 9. Agustín Ormaechea, 10. Felipe Berchesi; 11. Jerónimo Etcheverry, 12. Alberto Román, 13. Joaquín Prada, 14. Santiago Gibernau, 15. Gastón Mieres. DT: Pablo Lemoine

RUSIA: 1. Grigory Tsnobiladze, 2. Valeriy snobiladze, 3. Andrei Igretso; 4. Alexander Voytov, 5. Krill Kulemin; 6. Andrey Temnov, 7. Andrey Ostrikov, 8. Victor Gresev; 9. Alexandr Ianushkin, 10. Iurii Kuhsnarev; 11. Vladimir Ostroushko, 12. Dimitrii Gerasimov, 13. Mikhail Babaev, 14. Denis Simplikevich; 15. Vasily Artemyev. DT: Raepahel Saint Andre.

CANCHA: Estadio Charrúa
JUEZ: Romain Poite (FRA)
HORA: 16:00
ENTRADAS: Tribuna preferencia $350, Tribuna Bolivia $250, Tribunas cabeceras $80, damas $ 100 en las laterales y gratis en las cabeceras, menores de 12 $50 las laterales y gratis en las cabceras
TV: Nuevo Siglo Radio: AM 1010