La fiesta que no pudo ser

Cerro debutó con un trago amargo en la Copa Libertadores tras perder 3-2 ante Unión Española y dejó muy comprometida su serie.

En el primer tiempo Cerro salió a marcar el dominio consciente de que el tren de la localía pasa una sola vez en este tipo de llaves.

Con Richard Pellejero como emblema por delante de la línea de cuatro defensores y un ataque que apostó al buen pie y la velocidad con Ángel Luna, Jorge Rodríguez y Maureen Franco, el equipo de Diego Alonso Barragán hizo un monopolio de la pelota para intentar romper el cero.

Una combinación entre Rodríguez y Franco arrancó los primeros suspiros de la noche y luego fue Luna quien levantó a la tribuna. Unión Española, el equipo que conduce el argentino Martín Palermo, salió a cuidar el cero en el arco, con dos líneas de cuatro.

Sin embargo, pese a tener la pelota y dominar las acciones, el equipo villero quedó rengo ya que centralizó todo el juego ofensivo en el brazo izquierdo del equipo y se vino lo peor.

Tras un tiro de esquina la defensa de Cerro hizo todo lo que contrario a lo que indica el manual, rechazó la pelota hacia el medio y le permitió a Diego Churin a poner el 1-0.

En desventaja Cerro fue con sus armas y con todo el empuje de la gente que desafió la lluvia para acompañarlo. Fue así que tras otro tiro de esquina apareció el hombre indicado.

Pellejero, el jugador más claro del local, hizo un gesto técnico notable para ganarle a todos por arriba y desatar la euforia del barrio albiceleste.

Pero la noche no estaba para festejos y cuando Cerro acomodaba piezas para ir por la victoria un desajuste defensivo y una tardía salida del arquero Britos le sirvió a Carlos Salom para poner el 2-1.

El gol en contra fue un golpe difícil de digerir, por la distancia en el marcador, porque había que salir a jugar en un piso muy pesado por la lluvia y porque dos goles en contra parecían demasiado.

Cerro tuvo que ordenar prioridades, no desesperarse y pensar en el arco rival para sacar el partido. Alonso Barragan dio ingreso a José Luis Tancredi y a Jonathan Barboza para generar aún sabiendo que resignaba recursos defensivos.

Y el partido tuvo su pico de emoción sobre el final cuando Angelo Pizzorno se vistió de delantero para definir con clase ante el arquero Sánchez y poner el empate transitorio.

Cuando el partido se moría, Jorge Rodríguez quiso sacar un tiro libre, un jugador chileno impidió el remate y ante la pasividad del árbitro el argentino Sebastián Jaime definió el partido y la suerte de un Cerro que deberá cruzar la cordillera en busca del milagro.