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La familia que corre

Anécdotas de un viaje que Referí compartió con Andrés Silva, Déborah Rodríguez y Andrés Barrios
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14 de mayo de 2016 a las 05:00

"Como padre creo que sí, que somos una familia. Ya son casi 10 años con Déborah y ya son 18 años con Andrés. Es más que una familia, estamos todos los días del año juntos, no solo en los entrenamientos, sino que también durante los viajes, así que imagine las horas que tenemos que estar durante el año. Y un ejemplo de ese rol casi de padre es que Déborah se radicó en el Campus de Maldonado a los 14 años y, como también pasó con Andrés, tuve que ser su tutor en todo lo que corresponde a su estudio, al alojamiento en el Campus y demás. Andrés lo hizo desde los 13 años y Déborah desde los 14 (hoy tienen 30 y 23, respectivamente), estuvieron desde esa edad bajo nuestra tutoría mientras eran menores".

Sebastián Amaya, desde Río de Janeiro

Entrenamientos, Panamericanos, mundiales, Juegos Olímpicos... Andrés Silva, Déborah Rodríguez y el profesor Andrés Barrios tienen miles de horas y millas juntos y a esta altura más que un equipo son una familia.

Viajar con ellos a los Iberoamericanos de Río de Janeiro permitió a Referí conocer bien de cerca cómo se llevan los dos principales atletas de Uruguay y su entrenador, un destacado preparador físico que ha sido codiciado por distintas federaciones del mundo pero que siempre ha preferido defender a su país.

"Primer llamado, segundo llamado, a ellos no le importa", cuenta Marcelo Szwarcfiter, el jefe de delegación uruguaya en los Ibero, sobre Silva y Rodríguez. Es que con tantos vuelos arriba, la tienen clara y aprovechan hasta último momento para estar en tierra, en este caso para desayunar antes de partir a las 07:35 del miércoles de Carrasco a Sao Paulo, en la primera escala del viaje a la ciudad olímpica.

En el Aeropuerto de Guarulhos, ya un tanto más despiertos, comenzaron a verse los roles de esta "familia". El profe Barrios toma el mando para guiar el grupo entre el laberinto de la terminal aérea, Szwarcfiter también está atento a los movimientos y Silva controla todo.

El atleta está en todos los detalles. Vigilaba la llegada de los bolsos y tomó un carro para ir a buscar la camilla de la fisioterapeuta Ana Díaz, quien también viajó con el equipo uruguayo. Silva cargó la aparatosa valija y la llevó en el carrito para ayudar a la especialista.

Rodríguez suele cuidarse al máximo y se divierte. No tuvo problemas en subirse al carro que llevaba el profesor Barrios y viajar sentada sobre las valijas un buen tramo, hasta que un guardia de seguridad la hizo bajar al llegar a una zona. Luego, cuando la atleta tuvo que conducir su carrito, Silva advirtió: "cuidado con Déborah, que es un peligro manejando los carritos".

Antes de partir a Río, fue la hora del almuerzo: jugos, cereales, frutas y agua es lo que eligieron para recargar energías. Y también fue la hora de las redes sociales. Rodríguez chequeó su Facebook y comentó las repercusiones de su última foto. La atleta es una de las deportistas uruguayas más activas en las redes, tanto para dar a conocer sus entrenamientos y competencias, como para promover a sus auspiciantes.

Silva también ojeó su celular, al igual que el profe Barrios y todos los de la delegación. Rodríguez le comentó al entrenador lo que estaba hablando con su madre por WhatsApp y ambos se rieron. Luego, el profe contó una anécdota de Australia y hubo más risas.

El viaje siguió rumbo a Río. En el avión, Déborah se puso los auriculares y cerró las ventanillas. Andrés, en tanto, se puso el almohadón para cuello y descansó. "No me gusta nada esto de estar en tránsito", había dicho antes de embarcar.

En la llegada a la "cidade maravilhosa" la salida del aeropuerto fue menos entreverada que en Guarulhos. La atleta aprovechó para sacarse una foto junto a un cartel de los Juegos. Y Silva volvió a hacerse cargo de la camilla de la fisioterapeuta. No solo eso, también buscó un medio de transporte para llegar al hotel y hasta le hizo indicaciones al chofer para que estacionara. "Hay que darle una monedita a Andrés", bromeó su compañera, a esta altura casi una hermana menor.

"Es más que una familia". Por el profesor Andrés Barrios

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