El resultado abultado había quedado atrás una vez más. Antonio “Tony” Pacheco estaba pronto para salir en las cámaras de televisión para explicar una nueva victoria y todo el Estadio Jardines del Hipódromo aún permanecía para ver a su ídolo para seguir venerándolo unos minutos más.
Hasta que desde las tribunas se escuchó el tema más recurrente de los últimos compromisos en los que jugó Peñarol. La hinchada que estaba situada detrás del arco en el talud de Jardines llevó la voz cantante y luego la siguió todo el estadio, sin excepciones: “El Tony no se va/el Tony no se va/no se va/el Tony no se va...”. En ese momento, Pacheco no pudo contener sus lágrimas. La emoción brotó como si fuera un pase-gol y Tony no aguantó más. Fueron unos instantes eternos en los que el capitán de Peñarol trató de disimularlos, pero el sentimiento pudo más.
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