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La doble cara de España

El éxito en el deporte ibérico cambió de dueño; las selecciones tradicionales le cedieron el trono a otras disciplinas
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27 de septiembre de 2014 a las 19:32

Cuando los países se encuentran en un estado de letargo desde las políticas económicas y sociales aplicadas al deporte, suele afirmarse que una inyección de capitales logra sacudir la modorra y trabajar con objetivos a corto plazo para transformarse en potencia.

Ese escenario tuvo lugar en España, cuando los Juegos Olímpicos de 1992, que se desarrollaron en Barcelona, significaron una traducción real en ingresos, puestos de trabajo, publicidad y motivación por el deporte.

La presencia de grandes estrellas del deporte como Magic Johnson, Michael Jordan, Larry Bird, Charles Barkley y David Robinson con el Dream Team de básquetbol, que logró la medalla de oro ante Croacia, fue una perla más al collar de unos juegos de excelente nivel deportivo.

La húngara Krisztina Egerszegi y sus medallas de oro en los 100 m y 200 m de espalda y 400 m combinados en natación también acapararon la atención, al igual que Maxim Tarasov en salto con garrocha, Kevin Young en los 400 metros vallas.

Modelo de éxito para armar
Ante semejante espectáculo, España asumió un rol activo y, lejos de quedarse sentado aplaudiendo el éxito de los atletas extranjeros, elaboró un programa de acción denominado Plan ADO (Asociación Deportes Olímpicos), que en 1998 comenzó a incentivar la cultura deportiva y subsidió económicamente a aquellos atletas cuyo destaque los proyectaba.

Fue así que nacieron estrellas individuales como Rafael Nadal y Fernando Alonso y también equipos que gobernaron el mapa deportivo mundial en los juegos colectivos, como la selección de fútbol campeona del mundo en 2010 y de las Eurocopas de 2008 y 2012.

Mismo camino recorrió su similar de básquetbol, dueño del Mundial de 2006 y los Eurobasket de 2009 y 2011.

Sin embargo todo tiempo de bonanza llega a su fin y España se vio obligada en este 2014 a un cambio de nombres en su altar de figuras y a una metamorfosis del éxito. El Mundial de Brasil fue la primer alarma para un país y una afición acostumbrada a los festejos.

El equipo de Vicente Del Bosque, que llegaba como un candidato de hierro, fue humillado por Holanda en el debut, falló ante Chile en el partido clave y apenas se despidió con una mueca de alivio tras vencer, ya eliminado, a Australia.

Figuras como Xabi Alonso, Xavi Hernández y David Villa, integrantes del ADN más ganador del fútbol ibérico, le bajaron la cortina a sus días como internacionales con un mal sabor de boca.
La ÑBA, como se le conoce a la selección de básquetbol por la presencia de varios jugadores en la mejor liga del planeta, también fracasó en el último mundial, ya que fue eliminado por Francia.

El equipo comandado por Pau Gasol llegó a la cita como candidato al oro junto a Estados Unidos y se vio resignado a observar la premiación desde las tribunas.

Las individualidades también prenden velas para volver a su nivel.

Fernando Alonso, quien durante su estadía en Mercedes llegó a declarar que cualquier humano sería campeón en Ferrari, vive una crisis deportiva a bordo de los monoplazas de Maranello que no logran ser campeones desde 2008.

Alonso ganó dos Mundiales con Renault en 2005 y 2006, pero actualmente observa desde lejos los éxitos continuos de Hamilton y Rosberg.

Un karma similar vive Rafael Nadal. La mejor raqueta de Manacor comenzó la temporada como número uno del mundo, condición que mantuvo luego de ganar los torneos de Doha contra el francés Gaël Monfils y el Abierto de Francia, donde le arrebató el título a Novak Doković.

Sin embargo las lesiones mermaron su rendimiento, lo radiaron del circuito y el equipo español de Copa Davis descendió de categoría para completar una temporada magra.
La otra cara de la moneda marcó una evolución transformada en tendencia para algunos deportes no siempre exitosos.

Salvo el fútbol a nivel de clubes, donde la Liga BBVA logró consolidarse como la más poderosa del mundo luego de la obtención de Real Madrid de la Liga de Campeones y de Sevilla de la Europa League, deportes motorizados y de equipo sin relevancia lograron trascender.

Ejemplo de ello son las consagraciones de Marc Coma en el Rally Dakar de Valparaíso y la selección de hándbol, que se transformó en potencia mundial tras lograr el mundial el año pasado ante Dinamarca y sostener su buen rendimiento en la actual temporada.

Sin dudas, el más laureado es Marc Márquez. Con apenas 21 años se convirtió en el piloto más joven en ganar un campeonato mundial de MotoGP, superando el récord de Freddie Spencer, en un deporte históricamente dominado por los italianos y en el que su sombra, el excampeón Jorge Lorenzo, también es español.

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