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La celeste cotiza en alza: lo que dejó la fecha FIFA de noviembre

El equipo de Tabárez rindió un duro examen en Santiago y lo salvó fiel a sus convicciones: sólido sistema defensivo, presión, sufrimiento y aprovechamiento de las escasas posibilidades ofensivas
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19 de noviembre de 2014 a las 19:58

Que la pasamos mal. Que nos metieron contra un arco. Que Cavani no puede errar el gol que erró. Que el planteo no fue el adecuado. Que no hacemos dos pases seguidos. Que ganamos de suerte.

El magnetismo de la selección es capaz de generar tantos comentarios como se crean posibles. Y cada movimiento que realice el técnico Tabárez es capaz despertar críticas o elogios. Generalmente los análisis no van más allá del resultado. Al común denominador de la gente poco le importa si el técnico probó, si se está en una etapa de mirar aspectos que servirán para el futuro.

Convengamos que muchos pensamos, me incluyo, que el partido con Chile implicaba cierto riesgo. No deja de ser una prueba compleja enfrentar a un equipo formado, que sabe a lo que juega, y que vive los 90 minutos pensando en el arco de enfrente.

Y es que durante muchos momentos lo hizo pasar mal a Uruguay. Fue cuando la celeste se cansó y amainó su presión, que los trasandinos manejaron la pelota a su antojo, y metieron a Uruguay dentro de su área.

En ese rato el equipo de Tabárez la pasó mal, y solo la mala definición de los trasandinos, un palo y la figura de Muslera evitaron un segundo gol trasandino.

Pero pasado el mal momento, Uruguay lo saldó a su manera. Con su inconfundible sello. Acaso con la forma de jugar que le queda más cómoda: defensa y contraataque, aunque con algún matiz nuevo: defensa más cerrada que antes, pero a su vez mayor intención de salir rápido con pases cortos y al pie, más que al pelotazo al vacío.

Después se ingresará en las otras cuestiones. Las futbolísticas, las de los gustos, el jugar bien o mal sin que esté claro el significado de esos conceptos.

El sistema
La apuesta de Uruguay en el inicio del partido fue con un volante tapón como Egidio Arévalo Ríos y una línea de cuatro volantes adelante (Rolan y Cebolla como extremos, Sánchez y Lodeiro como internos). Esa figura también se transformó en línea de 5 en algunas jugadas, y cada uno se turnó para salir en la primera línea de presión –junto a Cavani- sobre la salida chilena, antes de cruzar la mitad de la cancha.

Cuando Chile lograba sortear la primera presión se encontraba con esa segunda línea en la mitad de la cancha, por lo que empezó a probar con envíos largos y directos, y ahí respondió bien la zaga rechazando. Eso hizo que los trasandinos, aunque tenían la pelota, llegaran muy poco en los primeros 20 minutos.

Pero además, en ese lapso buscó recuperar rápido y salir con la pelota al piso, una novedad en el esquema de Tabárez, para llegar al ataque en dos o tres toques.

La otra cara, desde allí hasta los 65’, fue cuando se salió rápido y mal, lo que convirtió el partido en un frontón y desgastó la presión porque obligó a correr.

La celeste sufrió buena parte del complemento, bastante más retrasado y ya con plantel netamente defensivo: menos presión y apuesta al contragolpe rápido. En ese lapso Uruguay podría haber recibido varios goles, pero lo salvó la buena actuación de Muslera y la mala definición trasandina.

Aspectos futbolísticos
A la hora de hablar del juego muchos entienden que Uruguay jugó como un equipo chico. Los dijeron algunos jugadores chilenos. Pero la pregunta que vale hacerse es ¿si Uruguay está en condiciones de jugar de tú a tú contra equipos como Chile o Colombia?

El debate es eterno, pero esta celeste de Tabárez tiene un estilo de ataque directo. Por eso sufrió en el cierre del primer tiempo. El equipo quedó apretado en tres cuartos de cancha. Se salió con pelotazos y los volantes no agarraron la pelota.

Solidez
Pero como contrapartida Uruguay se mostró como lo que es. Un equipo serio, sólido, embromado para enfrentar. De esos que se meten atrás y a los que no se les mueve un pelo con nada.

Tabárez montó una estructura sólida, un equipo solidario. Se podría afirmar que más de lo mismo con relación al pasado proceso que lo tuvo como conductor. Pero hay una pequeña gran diferencia: no contó con su figura principal: Luis Suárez.

Tabárez, lejos de hacer drama, toma la baja desde otro punto de mira. Manifestó que en medio de las eliminatorias tendrán un refuerzo importante para el equipo.

Uruguay cerró el año con buena cara. Queda la sensación que el último ensayo del año sirvió para obtener conclusiones de cara a las Eliminatorias, sobre todo en cuanto a ver caras nuevas y analizar como vivir sin su estrella.

Así será la historia de visitante. Defendiendo y a sufrir. Esa parte del libreto se tiene clara y bien aprendida. Falta la segunda. Terminar de moldear.

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