La banda se divirtió

Detrás de la delegación de Estados Unidos –la más numerosa en Londres–, la treintena de uruguayos era un puñadito. Casi confundida por usar los mismos colores que el gigante de América; sin embargo, la banda se las ingenió para lucirse y divertirse.

Es que cuando se pararon frente a las cámaras, al mismo tiempo, todos lanzaron al aire sus sombreros.

Rodolfo Collazo hizo flamear la bandera con la misma alegría en que cuatro años atrás lo hizo Alejandro Foglia.

Ante la televisión el pasaje fue fugaz: el Cacha Arévalo Ríos y Nicolás Lodeiro, futbolistas sanduceros, pasaron sonrientes y abrazados. Javier Golovchenko, Gabriel Melconian y cuando las cámaras parecían buscar a Luis Suárez ya aparecía la delegación de Uzbekistán.

Uruguay fue el país 191 en desfilar. Los hechos más significativos que pasaron antes en el desfile que abrió la delegación de Grecia los protagonizaron las ex colonias británicas y Jamaica.

Países como Nueva Zelanda, Australia o Sudáfrica recibieron cerrados aplausos del público presente.

Y Jamaica contó con la presencia del atleta Usain Bolt. Casi sin proponérselo el velocista caribeño fue quien enloqueció a las tribunas.

Sobre los que desfilaban regía la orden expresa de comportarse disciplinadamente. No es el estilo de Bolt que cada vez que corre monta un show aparte, propio de un hombre que nació para aparecer frente a las cámaras.

Con la bandera desfiló tal como lo hicieron fenómenos de la talla de Novak Djokovic. Sin embargo, la gente lo aplaudió a rabiar y el estadio se convirtió en un aullido impresionante ante su presencia.

Desde la tribuna, ubicado en la parte alta, a 300 metros de la pista del estadio olímpico, El Observador siguió el emocionante desfile.

Fue el lugar asignado por la organización y hubo que llegar bien temprano para poder acceder.

Sin tanta pompa ni impacto visual como el que se vio hace cuatro años en Beijing transcurrió una ceremonia que igualmente tuvo mucha luz propia.

Así lo destacó el presidente del comité organizador, Sebastian Coe, quien resaltó el valor histórico de los Juegos.

Coe fue un excepcional corredor de 800 metros, pero su único oro olímpico lo logró en la prueba de 1.500 m en Moscú 1980 al derrotar a su compatriota y favorito Steven Ovett. Este lo había vencido en los 800 m.

Por primera vez el máximo evento deportivo llega por tercera vez a una misma ciudad tras las ediciones de 1908 y 1948.

Y por primera vez países como Arabia Saudita, que no habían llevado deportistas mujeres en actuaciones precedentes, dejan ahora atrás épocas de prohibición.

Así llegó el final de la ceremonia. Con Paul Mc Cartney y con la llama olímpica encendida por siete jóvenes deportistas que recibieron la antorcha de manos del remero Steve Redgrave, máximo ganador de medallas por Gran Bretaña en el historial de los Juegos Olímpicos.