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Irrupción de Google: Internet se hizo verbo

Si internet revolucionó las formas de comunicación en el mundo, la aparición de Google trascendió las bondades de cualquier buscador
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16 de enero de 2017 a las 05:00

Yo googleo, tú googleas, él googlea... El verbo "googlear" fue incluido en el diccionario Merriam-Webster por primera vez en 2006. Este término, además, fue elegido como "la palabra de la década" a principios de 2010 por la Sociedad del Dialecto Americano (asociación norteamericana de estudio de la lengua inglesa). De algún modo suena bíblico. Recuerda a "y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Buscar algo en internet es lo mismo que googlear, aunque no se use Google. Googleamos noticias, googleamos imágenes, googleamos música, googleamos a los demás y nos googleamos a nosotros mismos. Y el verbo, no hecho de carne, por supuesto, sino de bits, es lo que ha modificado los hábitos de millones de personas en todo el mundo.

Pero Google es mucho más que la forma en la que terminamos las discusiones con uno que se cree un sabelotodo. Es (para muchos) nuestro sistema operativo móvil, nuestro correo electrónico, nuestro portal de videos. Es una inteligencia artificial que le gana a campeones mundiales y es un globo aerostático que provee conexión a internet. Google es también nuestro traductor, nuestro mapa, nuestra nueva forma de viajar y un día podría ser nuestro auto (el que no tendremos que conducir).

Desde 1998 Google ha cambiado nuestra rutina a la hora de conectarnos a internet. Y sus planes, mucho más que ambiciosos, apuntan a conquistar el futuro. Nuestro futuro: el de sus usuarios.

Pero ¿cuál es su historia?

Larry Page y Sergey Brin, dos estudiantes de la Universidad de Stanford, debían elaborar un proyecto de fin de carrera. Ambos tenían un objetivo común: trabajar a partir de una gran cantidad de datos. En setiembre de 1996, los veinteañeros pusieron los cimientos de Google: una primera versión del buscador, que indexaba alrededor de 25 millones de páginas y que se llamaba BackRub. Rebautizado como Google en 1997, hace rato que superó los 8.000 millones de sitios. En setiembre de 1998 se mudaron para el garaje de Susan Wojcicki, actual CEO de YouTube y excuñada de Brin, en Menlo Park (California), y contrataron al primer empleado de la empresa, Craig Silverman, otro compañero de Stanford.

Lo que sigue es más conocido: en el año 2000, Google lanzó las primeras versiones en otros idiomas; en 2001 apareció Google Imágenes; en 2002 se abrió el Google Labs, el centro de prueba para nuevas tecnologías; en 2003 se compró Pyra Labs, creadores de Blogger; en 2004 incursionó en Google Maps y en 2005 fue el turno de Google Earth; en 2006 se agregó el chat a Gmail y se compró YouTube; en 2007 llegaron Street View y Android; en 2008 comenzaron los rumores sobre Chrome; en 20009 se ofrecieron subtítulos automáticos en YouTube; en 2010 se celebró el 30o aniversario de Pac-Man con un doodle (diseño animado sobre el logo de la empresa) para jugar que sigue estando disponible; en 2011 se vendió el primer ordenador Chromebook; en 2012 el presidente estadounidense Barack Obama realizó una sesión de Hangouts (chat) para responder preguntas de los ciudadanos, y Chrome superó a Internet Explorer como el navegador más popular; en 2013 se compró la aplicación de navegación Waze; en 2014 empezaron las pruebas del coche autónomo, y en 2015 la empresa pasó a llamarse Alphabet porque, de tanto que abarcaba, el nombre Google le había quedado chico a este gigante.

Google vive entre la audacia tecnológica y la ciencia ficción. Hasta ahora ha tenido éxito –tuvo algún traspié, sí, como los lentes Google Glass (todavía en desarrollo) o la red social Google+, pero qué importa– y, es cierto, también controla nuestras vidas. Almacena millones de datos sobre sus usuarios: nuestras búsquedas diarias, nuestros contactos, nuestras preferencias y hasta nuestros deseos. Algunos le critican que Google sabe más de nosotros que nosotros mismos y que un día, no muy lejano, dominará el mundo. En muchos sentidos, ya nos ha borrado la memoria. ¿Quién se acuerda cómo era la vida antes de Google? Nadie sabe dónde estarán los límites de esta tecnológica, pero Brin dijo una vez que su objetivo es que Google "sea el otro tercio de tu cerebro".

Esta nota forma parte de la publicación especial de El Observador por sus 25 años.

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