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Indignados brasileños reclaman contra los gastos del Mundial

La selección de los oprimidos pide jugar como titular en Brasil y reclama soluciones. Ayer hubo 50 manifestaciones contra la Copa en 10 ciudades
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15 de mayo de 2014 a las 22:05

Huelgas de trabajadores y policías, demandas sociales y protestas contra la Copa Mundial: Brasil enfrenta un escenario difícil que pone a prueba su seguridad y organización a solo 27 días que arranque el torneo.

Ayer las protestas comenzaron a primera hora de la mañana en San Pablo, en una jornada en la que hubo unas 50 manifestaciones contra la Copa en 10 de las 12 ciudades sede del Mundial.

Flanqueados por neumáticos en llamas, unos 5.000 manifestantes del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) gritaban consignas contra el gasto público en la Copa y exigían una vivienda digna. Todo esto, a apenas 300 metros del estadio inaugural del Mundial, el Arena Corinthians.

Los manifestantes, en su mayoría vestidos de rojo, bloqueaban el tránsito en varias avenidas con enormes carteles que decían “Copa sin Pueblo, en la calle de nuevo”, y gritaban consignas contra el Mundial.

Sobre todo, los que protestaron fueron los residentes de la Copa del Pueblo, un asentamiento de unas 1.500 familias que se instaló la semana pasada en un terreno privado a cuatro kilómetros del estadio. Los que allí viven son del movimiento Sin Techo y con la ocupación denuncian los gastos nacionales en la organización del Mundial, calculados en US$ 11.000 millones.

A través de ocupaciones, el MTST presiona a las autoridades para obtener viviendas.
Controlados pero muy enojados

En general, ayer no hubo grandes desmanes en las grandes ciudades y la policía siguió de cerca los acontecimientos. Pero el descontento de la gente se hizo presente y eso es lo más difícil de solucionar en menos de un mes.

“La cuenta es regresiva: tienen 28 días para resolver no solo la Copa del Pueblo, sino todas las ocupaciones que están en lucha. Si no se resuelve, habrá problemas”, alertó Guilherme Boulos, un líder de los Sin Techo. El hombre no descartó que hubiera más manifestaciones hasta el comienzo del Mundial el próximo 12 de junio.

Natália Szermeta, también líder del movimiento, utilizó una metáfora futbolística para explicar que su gente no se contenta con poco. “El MTST sacó al campo de juego a la selección de los brasileños oprimidos, aquellos que no se contentan con migajas”, lanzó en un discurso en una protesta en la zona sur de San Pablo.

Los reclamos de los manifestantes también se dirigían a la presidenta Dilma Rousseff, sumida en un escenario complejo de cara a la cita mundial y a las elecciones de octubre en las que aspirará a la reelección. “Dilma, ¿dónde está nuestra casa?”, gritaban algunos.
Por la tarde en San Pablo hubo nuevamente marchas, la principal de ellas con la consigna No habrá Copa. Se trató de la séptima manifestación callejera del estilo.

En otras ciudades del país ocurrió otro tanto. En Brasilia, por ejemplo, protestaron frente a la empresa propietaria del estadio local, el más caro de los construidos para el evento de la FIFA. Edson Silva, uno de los coordinadores del movimiento Sin Techo en la capital del país, informó que el reclamo era por los US$ 545 millones que el gobierno de su localidad destinó a la construcción de la cancha pese a que “la población más pobre no tiene acceso a una vivienda digna”.

No solo los Sin Techo

Otros grupos de trabajadores e indignados se plegaron a las manifestaciones de rechazo y en la metrópolis de San Pablo bloquearon las importantes autopistas Marginal Tieté y Marginal Pinheiros. Se trata de dos vías que circundan la ciudad y cuyo cierre redundó en un caos mayor en el ya descontrolado tráfico de una ciudad de 11 millones de habitantes.

En otras zonas marcharon los trabajadores metalúrgicos y del metro, y en la rica región de Morumbí, en el sur de la capital paulista, otros manifestantes cortaban el tránsito. Los profesores de la red municipal de escuelas están movilizados desde hace días.

En Río de Janeiro, que acogerá siete partidos y entre ellos la final el 13 de julio, una huelga de 48 horas paralizó esta semana al menos el 60% de la flota de ómnibus y dejó cientos de vehículos dañados. Los vigilantes bancarios de Río también están en huelga.

En el ámbito de la Policía Federal se evaluaba anoche decretar una huelga nacional en demanda de mejoras salariales. La medida afectaría la seguridad y la migración en aeropuertos y fronteras, aunque la justicia prohibió que se realizara durante el campeonato mundial.

En este contexto, la intervención de ayer del ministro de Deportes fue serena, tal vez demasiado ingenua. “No tiene por qué haber pánico”, recomendó, antes de agregar que, a su modo de ver, las marchas que llevan por lema una negativa a la organización del Mundial “no tienen nada que ver con la Copa”.

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