Luis Suárez<br>
Edinson Cavani y Samuel Umtiti<br>
Neymar
Edinson Cavani<br>
Lionel Messi<br>
La remontada de Barcelona a PSG<br>

Fútbol Internacional > LIGA DE CAMPEONES

¡Histórica remontada de Barcelona!

Con tres goles en los últimos siete minutos goleó 6-1 a PSG y logró una hazaña histórica
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08 de marzo de 2017 a las 18:45

¿Penalazo el de Meunier a Neymar? No. Pero penal al fin. Se zambulle en dirección a la trayectoria del rival pic.twitter.com/BtQXSCiyY6

Pasarán los años, los jugadores y los campeonatos. Festejarán títulos. Seguramente muchos. Pero de este triunfo, de esta agónica victoria mezcla de angustia, fútbol y corazón, Barcelona no se olvidará jamás. Y Paris Saint-Germain tampoco.

Fue este miércoles en el Camp Nou. Los catalanes, que habían perdido 4-0 en el partido de ida tras sufrir una verdadera paliza futbolística, se enfrentaban también con la historia: nunca un equipo había dado vuelta semejante diferencia en la Liga de Campeones.

El equipo asumió el reto con las convicciones que enseñó Pep Guardiola y que Luis Enrique supo reverdecer. Pero cuando el libreto no alcanzó, cuando las ideas se chocaban contra la pared, echó mano al corazón.

Luis Suárez, el hombre elegido para levantarle la moral al equipo y a la hinchada en la conferencia de prensa previa, el que dijo que la misión no era "imposible", abrió el camino del triunfo a los 2' tras un fallo garrafal de toda la defensa parisina.

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A los 40' tras un taco de Andrés Iniesta en el área, Layvin Kurzawa, en contra, puso el 2-0 en otro inexplicable error de la extrema retaguardia de PSG en donde Marquinhos no supo cortarle el camino al volante catalán.

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A diferencia de lo que hicieron en el partido de ida, los dirigidos por Unai Emery, le cedieron la pelota y el terreno a los locales y se dedicaron a esperar.

Su condena fue la falta de solvencia de su retaguardia. Porque si en el primer gol hubo fallas en el segundo medió un horror de Layvin Kurzawa para meterse un gol de pifia a los 32 minutos.

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La mitad de la tarea ya estaba hecha y tras 45 minutos el milagro tenía pinta de realidad.

Más cuando Lionel Messi transformó en gol un penal de Thomas Meunier a los 50' tras un resbalón –otro error– que terminó en zambullida sobre la trayectoria de Neymar.

PSG era un tembladeral en defensa y un equipo sin alma para armar la barricada lejos del área metiendo pierna en el mediocampo.

El único que se rebeló ante el sometimiento fue Edinson Cavani. Con el esfuerzo de siempre para retroceder y tapar espacios pero también con presencia de área. Primero avisó con un remate en el palo y después clavó una volea imponente para poner a los 62' un gol que tenía pinta de lapidario.

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A los 88', cuando todo parecía perdido, Neymar clavó un golazo de tiro libre. Pero quedaba poco tiempo. Sin embargo, a los 90' Suárez volvió a zambullirse en el área para simular penal y esta vez el árbitro compró. Neymar lo transformó en gol.

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El silencio del Camp Nou se olía detrás de la pantalla. De necesitar un solo gol en 40 minutos para forzar los penales, Barça quedó apretado por las circunstancias: el reloj le pedía tres goles en 28' y todo hacía suponer que la confianza transmitida por el tanto del Matador y el resultado global haría levantar como por arte de magia el rendimiento de la defensa.

Eso parecía hasta los 88 minutos cuando Neymar metió una rosca hermosa para descontar de tiro libre.

Pero a esa altura, la gestualidad de jugadores e hinchas catalanes hablaba de un gol que decoraba el marcador pero que no ambientaba la ilusión.

Eso ocurrió a los 90' cuando Suárez metió uno de esos preciosos clavados con los que podría competir a la par del chino Chen Aisuen, el medalla de oro en plataforma 10 metros en Río 2016.

El juez alemán Deniz Aytekin, que antes dejó pasar un penalazo de Javier Mascherano a Ángel Di María –que igual fue gran responsable de la caída porque tuvo que habilitar antes a Cavani para asegurar el gol–, compró y Neymar terminó de darle forma al milagro.

Los cinco minutos de tiempo agregado fueron suficientes para que los franceses pudieran disimular sus fantasmas defensivos. Su pánico escénico.

Y en la última jugada, llegando a definir con el último milímetro de su botín, Sergi Roberto metió el gol de la épica. Un gol para gritar desde la cima del Montjuic hasta quedarse mudo. Un gol que quedará en la historia de muchos que dirán que fue el que más gritaron en todas sus vidas.

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