¿Hay que romper las cábalas?

El mundo del fútbol está inmerso en la creencia. Vestir siempre la misma ropa interior o usar los mismos zapatos; el corte de pelo, todo sirve para aferrarse a la ilusión del triunfo. Y la selección uruguaya no está ajena a los rituales. En 2010, la cábala fue una pelota regalada por Páez Vilaró; en la Copa América de 2011 el Loco Abreu tenía prohibido pisar la cancha y en las eliminatorias no se toca jamás la música.

Ahora bien, luego de la derrota contra Costa Rica, ¿qué deben hacer los jugadores celestes? ¿Cambiar los rituales y las costumbres o mantenerlas para el compromiso de hoy ante Inglaterra?

Conociendo el paño futbolero será más que difícil que algunos modifiquen sus actos. De pronto, alguno podrá sacarse una cinta o no mojarse el pelo, pero las habituales son sagradas. ¿Son muchas las cábalas del equipo del Maestro? El Observador se mete en el túnel del tiempo del proceso para conocer los rituales que se toman como religión en el mundo del fútbol.

Las cábalas del equipo del Maestro

No vaya a pensar que esta historia de los rituales del fútbol empieza en el vestuario y termina en la cancha. No, va mucho más allá.

Por ejemplo, cada vez que llegan a un país es poco menos que obligación que Palito Pereira cargue con su equipo de música y pisen territorio extranjero con música nacional.

¿Qué temas se escuchan? “Esta es una historia que viene desde el Mundial de Sudáfrica 2010. En el viaje a la cancha, siempre se ponía en el ómnibus los temas típicos nuestros. Generalmente la canción Un cielo azul o Un domingo sin vos. Tenemos un repertorio grande que va desde los 8 de Momo al Canario Luna, el Zurdo. Y esa música nos acompaña a todos lados”, reveló el capitán Diego Lugano a El Observador.

Pero no es lo único. En la concentración hay momentos de mate. El del Cebolla no puede faltar. Tampoco el de Lucho Suárez, pero dicen que Diego Godín es de los mejores cebadores.

El traslado a la cancha también es todo un tema. Los lugares en el ómnibus se respetan a morir.

Una vez en la cancha, Fernando Muslera no puede dejar de pegarse un pique corto desde el área chica hasta el arco que va a defender. Ahí salta y le pega con el puño cerrado un golpe al travesaño.

El Ruso Pérez lleva su rosario y le pide a la Virgen ,como lo hace siempre, mientras que Coates tendrá que ingresar a la cancha con el pie derecho y el Pelado Cáceres se tendrá que subir las medias por última vez.

Claro que hay otras que quedan escondidas en la intimidad del grupo y que vienen de tiempo atrás. A nadie escapa que Diego Forlán cambió número con la celeste. Con la 10 jugó el Mundial y lo curioso del caso es que no le gustaba. “El tema fue que cuando empezaron las eliminatorias no dejaron jugar con los números altos, entonces me dijo Minguta que la 21 no se podía usar, solo hasta la 18 y dije ‘uh, ahora tengo un problema, ¿qué hacemos? Estaba la nueve pero a mi no es un número que me guste. Estaba la 7 pero la usaba el Cebolla y quedaba libre el 10. Y dije 'bueno, dámela'.Nunca pensé que me iba a poner la 10 porque es como que uno la respetaba mucho más a la 10. Pero ahora no me la saco más”, contó el delantero celeste a El Observador.

Forlán no jugó bien contra Costa Rica y no será titular ante Inglaterra. La camiseta ya no la puede cambiar. ¿Y el resto de las cábalas?

El técnico Tabárez fue claro con su pensamiento sobre el tema: “No tengo cábalas, respecto al fútbol es inevitable verse involucrado por ellas. Si los jugadores creen que me tengo que poner determinada ropa para seguir ganando, lo hago”.