“Mire, contador, yo estoy feliz de hacerme cargo del plantel de Peñarol, pero no quiero a Pablo (Bengoechea) en el equipo”. Se iba 2002 y así se presentó Diego Aguirre nada menos que con José Pedro Damiani. El presidente, quien manejaba los tiempos como pocos, dejó que se reunieran el técnico y el capitán y cuando todo estaba decidido para que el 10 se fuera, tomó el toro por las astas y le hizo dar marcha atrás a Aguirre.
El DT tenía apenas 37 años, era el más joven después del Tato Ortiz en 1991 en dirigir al club, y se la bancó. Empezó a pagar derecho de piso.
Diego Alonso tiene 38 años y un pasado reciente por la institución. Conoce a Juan Pedro Damiani –el hijo del contador– quien desde hace años es el titular carbonero.
Juan Pedro y su consejo directivo le trajeron jugadores importantes y le mantuvieron en el plantel a otros tantos relevantes.
“No se puede fallar, Peñarol es un gigante. Yo me metí la presión cuando dije que mi próximo desafío era ser campeón de la Copa Libertadores y no voy a descansar hasta el día que lo logre”, dijo en su presentación. Tremenda presión se autoimpuso.
El tiempo –esto ocurrió el 21 de junio, ni siquiera pasaron dos meses– se encargó de demostrar que Peñarol quedaría fuera ya no de la Libertadores –el gran reto del DT–, sino de la segunda Copa en importancia en el continente, la Sudamericana, y en primera fase. Y luego vendría el debut del Apertura del pasado sábado con muy poco fútbol. Una vez más, el derecho de piso de ser el novel técnico aurinegro comenzó a pagarse.
Cuando se inició el torneo 2003, Aguirre tenía a Carlos Sánchez de ayudante técnico. Hoy, es el gerente deportivo.
En aquel momento, Aguirre y Sánchez tenían que terminar con tres Uruguayos seguidos ganados por Nacional y no empezaron del todo bien. En sus primeros 10 partidos entre lo local y la Libertadores, ganaron cinco, empataron uno y perdieron cuatro. La gente tenía mucha más paciencia que hoy.
Alonso lleva solo tres encuentros oficiales y si bien quedó fuera de la Sudamericana y cayó ante River, tiene mucho para demostrar aún. Claro que todavía no ganó y el hincha ya mostró su impaciencia con claros silbidos.
Aguirre perdió el Apertura en 2003 y se venía la noche. Pero después ganó el Clausura, la Anual y el Uruguayo. Y fue más ídolo aún. Por eso, Alonso está a tiempo, le falta mucho por disputar y buscará, con su estilo, sacar a Peñarol de este pozo.
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