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Guevgeozian, un todoterreno

Vio las ruinas de la guerra en Armenia y vivió el terremoto de Chile; ahora recorre la selva peruana
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17 de noviembre de 2014 a las 09:08

"Acá estoy bárbaro”, dice desde Lima, Perú, Mauro Guevgeozian, el delantero uruguayo que tiene los sellos de varios países en su pasaporte y que ha pasado situaciones complicadas en los distintos destinos a los que el fútbol lo llevó.

El atacante juega actualmente en Alianza, uno de los grandes del país incaico, y además se nacionalizó armenio, lo que le ha permitido defender a la selección de la tierra nativa de su familia.

Justamente, ese fue su primer destino. Luego de jugar en Fénix, en 2007 se fue a Paniuk, en la ciudad de Everán. “Fui a los 18 años, era muy chico”, dijo a El Observador. “Estuve dos o tres meses”, contó. “Es otro mundo. Era una ciudad que recién se estaba levantando de la guerra, estaba todo medio derrumbado, con gente que tenía mucha plata y gente que estaba en la hoja. Pero me gustó, porque más o menos conocía la historia y estuvo bueno estar ahí, a pesar de que no me haya ido bien en lo deportivo”, señaló.

A ese club llegó junto al golero Ignacio Bordad con la misión de clasificar a la Liga Europa. “Y cuando quedamos afuera nos dejaron libres. Fue de una, te vas y chau”, contó.

El temblor que no se olvida

Tras su experiencia armenia, regresó a Uruguay para jugar en Fénix y Cerrito. En 2009, volvió a emigrar para sumarse a Everton de Chile, en Viña del Mar, “una ciudad preciosa y prolija”. “Me fue bien, pero cuando se terminaba el contrato el equipo descendió y decidieron que no me quedara”, señaló. “El nivel de vida ahí es espectacular”.

En Viña supo sentir y vivir los efectos de un terremoto. “Me agarró el más grande de la historia de Chile, el 24 de febrero de 2010”, señaló, al recordar una fecha que no se le borra. “Me cagué hasta las patas. Sacudió todo, fue terrible”, señaló. “No tenía idea de las alertas de tsunami y vivía frente al mar. Imaginate. Estaba en el apartamento, fue como a las 4:30 de la madrugada. No entendía nada. Cuando se paró un poco fui al complejo de juveniles del club, que estaba más alejado y es una casa. Esa me va a quedar para siempre”, señaló.

Tras una temporada en el país trasandino, retornó a Fénix y luego pasó a Peñarol, antes de armar las maletas para ir a Libertad de Paraguay. “No me fue bien y rescindí contrato para venir a Lima”, reconoció. Sobre Asunción, manifestó: “Es divino, es para quedarse a vivir. Un clima espectacular, siempre con sol y lindo, y una ciudad retranquila que parece que no gastás plata porque es muy barato”.

Entre la selva y la altura

Su actual escala es Alianza. “Estoy contento en un club grande y me llamó mucho la atención el fanatismo que tiene la hinchada. Lo comparo con la gente de Peñarol, con la forma en que viven los partidos y te trata en la calle”, señaló.

Sobre el torneo peruano, Guevgeozian dijo que es muy parejo. “De los lugares en los que he jugado, es el campeonato más difícil por la cantidad de viajes y los distintos climas. Eso es lo que más complica. Un día jugás en el llano, al otro subís a 3.000 metros, luego vas a la selva con un calor de 40 °C y te querés morir”.

El futbolista destacó que el fanatismo de los hinchas puede ser “bravo” cuando no se dan los resultados y que la prensa peruana “es complicada”.

A pocas horas de haber dicho que estaba “bárbaro” en Lima, un temblor sacudió la ciudad. Pero Mauro ya sabe cómo manejarse.

Uruguayo que juega en la UEFA

En la selección Armenia. Con la estrella de Dortmund

En Paniuk, coincidió con Henrij Mjitaryán, el 10 armenio que es hoy brilla en Borussia Dortmund y su la selección. “Recién estaba apareciendo. Ahora cuando fui a jugar con la selección, él es el capitán y la figura. Se acordaba de mí. Casi todos los que están en la selección de Armenia ahora, eran los que estaban cuando yo fui a jugar”, contó. Con Armenia, previo al Mundial enfrentó a Emiratos Árabes, Argelia y Alemania. Sobre estos últimos, dijo: “Jugué contra los que fueron campeones y estaban salados. La veíamos pasar. Me llamó la atención el nivel, la velocidad y lo fácil que hacen todo”.

Ceviche y asado. Disfruta de la comida peruana

“La gastronomía es una de las mejores cosas que tiene Perú”, cuenta. “Es impresionante, a mí me gusta comer y todos los días trato de probar algo nuevo. El ceviche tradicional de acá me encanta. Es todo en base a pescado, no comen tanta carne roja”, señaló. Para no extrañar el asado, se compró un medio tanque “profesional” para prepararlo. Es lo único que suele cocinar. “Hay carne argentina y paraguaya; el otro día encontramos unos cortes uruguayos. Y es todo a carbón, no hay leña. Lo que a veces lo complica es la yerba. “Se termina siempre. Cada vez que viajamos tratamos de traer”.

Sin dirigentes. Alianza Lima lo sorprendió

“Tenemos una mujer que es la administradora y no ves un dirigente. Hay un jefe de equipo, que es como un manager, y nada más”.

En la altura peruana. En Espinar, a más de 4.000

“Llegás en el día, jugás, te sentís muy mal y te volvés. Ahora estoy acostumbrado porque sé cómo es”, dijo

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