Si quiere, quédese con la bronca de los últimos 20 minutos. Con la sensación de que fueron los errores uruguayos los que le dieron vida a un Estados Unidos que estaba perdido, maniatado y casi entregado. Puede quedarse con eso y es lógico, porque es lo último, y lo que deja la sensación de bronca.
A mí permítame quedarme con lo otro. Con esa sentimiento, al entretiempo, de estar viviendo un sueño. De estar siendo testigo de algo que un mes atrás era imposible: que Uruguay venciera a Estados Unidos y clasificara directo al Mundial de Inglaterra 2015.
Uruguay ganaba 13-3 al irse al descanso, y seguía arriba a los 15 minutos de la segunda parte. Y eso, con las diferencias entre un equipo y otro, era una hazaña sin precedentes. Seguramente, la victoria más grande en la historia del rugby uruguayo.
A eso nos malacostumbraron Los Teros. A pensar que esa hazaña era lógica. Lo hicieron con el 27-27 de la ida, y sobre todo, con el primer tiempo en Atlanta, que hizo pellizcarse hasta al más incrédulo. Por eso, cuando el sueño pasó y el 32-13 se estampó en el score, lo que queda es la gratitud con el equipo por habernos ilusionado con lo imposible, a puro esfuerzo. Y también, por sobre todo, queda la sensación de que Uruguay subió varios escalones en esta serie, y que jugando así, con ese corazón y ese juego, tienen que clasificar a Inglaterra 2015 a través del repechaje.
Es que en el primer tiempo Uruguay tenía en sus manos el partido soñado, y eso a pesar de que no hizo todo bien. Bancó el primer envión de Las Águilas, ofreciendo la misma pasión por el tackle que en el Charrúa, y además, un absoluto aprovechamiento de sus chances. Porque en la primera que pudo obtener en el line –tras un penal generado en el scrum– llevó el juego a las cinco rivales y empezó a machacar y a enloquecer con el scrum. Quedó con dos más por amarillas y terminó apoyando por afuera, para ponerse arriba 7-0.
EEUU reaccionó y lo fue a buscar, pero otra vez Uruguay mostró tesón, orden y garra para defender, una y otra vez, y generaba que el rival se tuviera que conformar apenas con un penal, para luego ponerse nervioso, y que Los Teros siguieran facturando: penal por tackle sin pelota y conversión de Berchesi, para el 10-3 que se transformó en 13-3 en la última del primer tiempo.
Era el panorama ideal para Uruguay, que en el arranque del segundo tiempo hasta tuvo alguna chance más de sumar. Pero poco a poco la historia se empezó a dar vuelta. Las piernas se cansaron, la mente se nubló. El scrum empezó a caer, y con él todo el juego uruguayo, que encima empezó a quedarse con soldaos afuera por lesión: Vilaseca a los 10’, Prada a los 50’, Palomeque un poco más tarde. Ormaechea pasó de centro y Uruguay pareció perder el rumbo. Y a Estados Unidos l alcanzó con los 25 minutos que jugó en toda la serie para apoyar cuatro tries, darlo vuelta y llevarse el partido y la clasificación.
Duele, porque estuvo cerca. Pero también enorgullece. Y deja tranquilidad: jugando así, Los Teros están muy cerca de clasificar al Mundial por la vía del repechaje.
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