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Golden State y lo difícil de ser perfecto

Golden State perdió algo más que el título NBA: la chance de ser considerado el mejor equipo de la historia
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21 de junio de 2016 a las 05:00
Los Golden State Warriors se quedaron a cinco puntos de conseguir su segundo título consecutivo de liga después que perdieron 89-93 ante los Cavaliers de Cleveland en el séptimo partido de las Finales de la NBA. Más que esos cinco puntos, les faltó un triple de Steph Curry en el momento clave del partido, o evitar la tapa de Lebron James a Andre Iguodala en la jugada posterior.

No les faltó casi nada. Pero ese casi, esos pequeñísimos detalles, marcarán una gigantesca diferencia entre lo que pudo ser y lo que fue. La mejor temporada de la historia, el récord de récords, quedó apenas en una pregunta: ¿Que hubiese pasado sí...?

La derrota, que sufrieron en su campo del Oracle Arena de Oakland, no les quita su condición de equipo histórico y mejor de la liga después de haber batido la marca de todos los tiempos con 73 victorias. Pero ese récord apenas pasará a ser un asterisco, por obra y gracia de perder ese séptimo partido, encima luego de llevar una ventaja de 3-1.

Los Warriors, con la pareja formada por los "Splash Brothers" Curry-Klay Thompson y el ala-pívot Draymond Green, dominaron durante toda la liga con un inicio de temporada de 24-0, el mejor de todos los tiempos.

Su inspiración encestadora, líderes absolutos en los tiros desde fuera de perímetro, Curry superó por primera vez los 400 en una sola temporada, les convirtió en el equipo ganador por excelencia y el que mejor básquetbol realizó en el campo a través de la durísima temporada de 82 partidos. Marcó un nuevo estándar de juego ofensivo y de voracidad goleadora.

Pero las lesiones, especialmente la de Curry al inicio de los playoffs, y luego la del pívot australiano Andrew Bogut en las Finales, hicieron que la máquina perfecta anotadora y de buen baloncesto comenzase a perder consistencia.

A pesar de todo, tuvieron la fuerza suficiente para remontar una desventaja de 1-3 en la serie de las finales de la Conferencia Oeste ante los Thunder de Oklahoma City.

Luego comenzaron de forma brillante las Finales ante los Cavaliers, con marca de 2-0 y una ventaja combinada de 48 puntos en los marcadores finales y aunque perdieron el tercer partido, el cuarto de la serie lo ganaron en Cleveland, pero perdieron a Green para el quinto por acumulación de faltas flagrantes, en particular una piña en la zona baja de James que decretó su expulsión.

Ahí fue donde comenzó el calvario de los Warriors que con ventaja de 3-1 permitieron que LeBron y el base Kyrie Irving cambiasen la historia de la serie al ganarles los tres partidos consecutivos, algo que nunca antes ningún equipo en las Finales de la NBA habían permitido.

Green no tuvo problemas en reiterar, que su ausencia en el quinto partido fue lo que le costó al equipo perderlo y luego el título. Y quedó la pregunta en el aire: ¿Qué hubiese pasado si Green no hubiese tirado ese golpe? ¿Y Si Curry no se hubiese lesionado?

Las preguntas quedarán en condicional para siempre.

A pesar de la derrota, el entrenador de los Warriors, Steve Kerr, definió el año como algo "sensacional", que sentía un orgullo especial por toda la plantilla y que lo conseguido había sido único e histórico.

"Cierto, nos quedamos cortos a la hora de asegurar el título, pero eso no resta ningún valor a lo logrado durante toda la temporada, que algo increíble y excepcional", destacó Kerr. "Lo sucedido forma parte de la vida y nos debe servir de experiencia para ser todavía mejores".

Curry, que fue el gran derrotado individual como líder del equipo, que perdió el duelo individual de ganadores del premio de MVP con James, dijo que la derrota y no haber podido conseguir el segundo título cuando lo tuvieron tan cerca costaba asimilarlo.

Pero recordó que los logros deportivos que alcanzaron durante la temporada regular habían sido de tal magnitud que todos sus compañeros debían sentirse orgullosos y pensar en el futuro con un gran optimismo.

Sin embargo, tras la derrota en las Finales, los Warriors también son conscientes que la visión que se tenía de ellos de ser el equipo más grande de todos los tiempos, sin el título de campeones, ya quedará por muchos cuestionado.

Y sobre todo, es una certeza que será casi imposible lograr una temporada regular tan perfecta como la que pasó. El desafío será reinventarse, y aunque no sea con los mismos números, sí mantener ese instinto asesino que marcó un antes y un después en la forma de entender el juego en la liga. Si lo hace, lo del domingo puede quedar como un obstáculo. Pero el debate ahora vuelve a ser si es viable lo que hasta hace unos días parecía una certeza: que Los Warriors estaban destinados a ser uno de los grandes equipos de la historia.


73-9
La mejor racha. Nunca un equipo de la NBA había ganado tanto en la NBA. El mejor hasta ahora había sido Chicago Bulls de 1995-96 (74-10).
15-9
La marca de playoffs. La efectividad de los Warriors se derrumbó en Playoffs, por culpa de las lesiones y las sanciones.

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