Fue un regalo entre amigos

Sin el pan y sin la torta. Así se quedó Peñarol. Lejos en el Apertura y eliminado en la Copa Sudamericana. Por penales ante Estudiantes.

Y para peor, la eliminación se consumó de una manera increíble. Porque Peñarol le terminó regalando la clasificación a un rival con el que hay una amistad entre las hinchadas.

Porque el aurinegro planteó el partido haciendo un adecuado balance entre su potencial y su necesidad. Y en el primer tiempo, el plan salió a la perfección. Porque no se regaló atrás dejando expuesta una línea de tres que es vulnerable en velocidad. Porque intentó trabajar las ofensivas sin desesperación. Y porque no perdonó cuando generó opciones de gol.

Le costó afirmarse en el campo. Porque Estudiantes juega en largo desde el fondo. Como un equipo uruguayo.

Los zagueros estuvieron atentos a todos los balones largos pero con mayor velocidad y mejores movimientos en bloque, el pincharrata se apoderaba de la pelota.

Píriz, esa delgada pero consistente (juega solo de 5, pero se prodiga dejando el alma) línea de equilibrio sobre la que se sostiene la estructura de Fossati, no podía llegar a todos los rebotes y entre el adelantamiento de Gil Romero y Román Martínez, Estudiantes tenía el partido bajo control.

Pero al afirmarse Píriz, mejoró Peñarol como equipo. ¿Por qué? Porque empezó a sacar la pelota limpia de atrás y a hilvanar juego entre sus líneas.

Por derecha con Silva, Pacheco y Jonathan. Por izquierda con Diogo y el Japo Rodríguez. Circuitos que se potenciaron con el paso atrás que da Zalayeta en el campo para armar juego.

Y juega el hombre. A su ritmo, con esa cadencia que parece enlentecer las jugadas cuando en realidad las está dotando de sentido.

A los 22’, el Tony metió un centro preciso y entre Viera y la involuntaria colaboración de un jugador argentino, la pelota terminó adentro.

Estudiantes sintió el impacto. Aquel triunfo tan trabajado en La Plata se derrumbaba en solo 22 minutos de juego.

Píriz llegó a todas. Para recuperar y armar. Pacheco colaboró dándole siempre buen destino a la pelota. El Japo bajó a tapar espacios y generó faltas cada vez que encaró.

El equipo sentía que era el momento para acelerar el ritmo. Y en el tercer minuto de descuento del primer tiempo, una gran triangulación entre Pacheco y Diogo terminó en habilitación a Jonathan que la colgó arriba para ratificar categoría y capacidad de desequilibrio en las instancias más complejas.

Cuando el equipo más necesita de sus cracks.

Pero en el complemento se empezó a consumar el obsequio. Peñarol fue más defecto que virtud. En primer lugar porque desperdició opciones de gol (dos claritas de Zalayeta en el arranque). Y en segundo término porque no previó que su rival solo podía llegar al gol a través de un remate de media distancia y Fossati nunca se dio cuenta de neutralizar ese potencial dañino del pincha.

Y Estudiantes no anunció esa vía para llegar al gol una vez sino ocho veces antes de que Rosales anotara la igualdad en el marcador global.

Para peor, el ingreso de Orteman en lugar de Pacheco fue lamentable. Así, entre impreciosiones con la pelota y una grosera imprevisión táctica defensiva, Peñarol le regaló a Estudiantes la posibilidad de ir a los penales.

Y ahí se le terminó de entregar el partido. Con tres tiritos faltos de convicción de Núñez, Estoyanoff y el Japo. Con moña y todo. Un pincharrata, un regalo.

La ficha
Peñarol 2-1 (1-3 penales) Estudiantes
Peñarol
1- Pablo Migliore 6
4- Gonzalo Viera 6
23- Carlos Valdez 6
13- Damián Macaluso 5
30- Alejandro Silva 5
14- Sebastián Píriz 5
6- Diogo 6
8- Antonio Pacheco 6
10- Jorge Rodríguez 5
21- Jonathan Rodríguez 6
17- Marcelo Zalayeta 7
DT Jorge Fossati

Estudiantes
12- Hilario Navarro 9
18- Leonardo Jara 4
21- Jonathan Schunke 4
2- Leandro Desábato 4
13- Matías Aguirregaray 5
7- Carlos Auzqui 4
5- Gastón Gil Romero 6
6- Román Martínez 6
10- Joaquín Corre 6
20- Diego Vera 4
9- Guido Carrillo 6
DT Mauricio Pellegrino