Luis Figo, uno de los retadores de Blatter de cara a las elecciones de FIFA, anunció que se bajó de la candidatura al órgano rector del fútbol mundial debido a una falta importante de transparencia en el proceso democrático.
"Mi candidatura a la presidencia de la FIFA fue fruto de una decisión individual, después de oír a mucha gente relevante en el universo del fútbol internacional. Reuní los apoyos necesarios para presentar mi candidatura, la formalicé y las reacciones del mundo del fútbol fueron tan grandes -tanto las públicas como las privadas- que tomé aún más consciencia que me mi decisión había sido la correcta, pero ha habido episodios que han de avergonzar a quienes aspiran a un fútbol libre, limpio y democrático", dijo Figo en un comunicado remitido a la agencia de noticias EFE.
Figo agregó: "El universo de un deporte que me dio todo lo que soy y al que quise corresponder ahora, fuera del campo, y que además está sediento de cambio. La FIFA necesita un cambio y creo que de forma urgente. Guiado por ese deseo, respaldado por apoyos formales y por la impresionante oleada de apoyos de jugadores, exjugadores, entrenadores, árbitros y dirigentes de fútbol, elaboré y presenté un programa de acción, un manifiesto electoral para la presidencia de la FIFA".
Con pasado en Barcelona y Real Madrid en su carrera como jugador profesional, Figo admitió que hubo situaciones que lo marcaron negativamente. "En estos meses no solo noté esas ganas de cambio que he comentado, también presencié, en varios lugares del planeta, episodios consecutivos que han de avergonzar a quienes aspiran a un fútbol libre, limpio y democrático. Vi a presidentes de federación que un día comparaban a los líderes de la FIFA al Diablo y, en el otro, comparaban desde el estrado a estas mismas personas con Jesús Cristo. Nadie me lo contó. Fui yo mismo que lo presencié".
Por último se quejó y dijo que una de las principales razones que lo llevaron a renunciar fue por la falta de igualdad entre los retadores a la presidencia: "A los candidatos no les permitieron dirigirse a las federaciones durante los congresos, mientras uno de los candidatos hablaba siempre él solo desde lo alto de una tribuna. No existió un único debate público sobre los programas de cada uno".
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