Expreso a la cima

Nacional tropieza, Peñarol se afirma. En dos fechas, el liderazgo del tricolor se desmoronó y el aurinegro lo aprovechó para saltar a la cima del torneo. En el momento más indicado: a una semana del clásico. Y de la mano del efervescente juego de Diego Forlán.

Como ante Liverpool en Belvede, el domingo fue Villa Teresa en el Centenario la víctima de Forlán y compañía.

Aunque el 4-1 no trasluzca los complicados tramos que tuvo el partido para los dirigidos por Pablo Bengoechea, el aurinegro ganó con autoridad. Con luces en ofensiva. Y con la solvencia de una retaguardia que contó con un iluminado arquero.

El DT apostó por dos variantes con respecto al equipo que venía de ganarle al negriazul: Diogo por Gianni Rodríguez y Diego Ifrán por Martín Luque. A eso le sumó una pequeña variante táctica: Nahitan Nandez ocupó el centro del campo en el 4-3-3 con el que está jugando ahora el carbonero.

A sus costados, Sebastián Píriz y Luis Aguiar rotaron en forma permanente sus posiciones mientras que arriba Ifrán arrancó punzante por derecha mientras Marcelo Zalayeta pivoteaba y Forlán arrancaba por izquierda con libertad para retrasarse y asociarse con Luis Aguiar.

Villa Teresa, una fuerza modesta, pensó el partido a fuerza de instinto: se refugió en el área y esperó su oportunidad.

De pique, Ifrán probó dos veces al arquero Ramiro Bentancur que respondió con aplomo.

Pero a los 26' la resistencia sucumbió tras córner de Forlán y un cabezazo de Carlos Valdez que entró en complicidad con el hombre encargado de custodiar el primer palo.

El Villa respondió. Porque tuvo en Ademar Martínez y Santiago Chacón a dos futbolistas de buen pie para generar juego. Porque Diego Martiñones se dio mañana para generar riesgo –aunque se mostró errático en la definición– y porque apeló al recurso del remate de media distancia para no chocar ante una zaga donde Valdez respondía con aplomo.

Peñarol también sostuvo la ventaja porque Gastón Guruceaga tuvo dos atajadas notables.

Ese signo de interrogación abierto entre el gol de la apertura y el fin del primer tiempo, se cerró apenas comenzado el complemento.

Primero Forlán ubicó a Zalayeta en el área que en su acción más lúcida en ofensiva, se la bajó de pecho a Ifrán que cruzó un zurdazo para batir a Bentancur.

El equipo de Vito Beato no tuvo tiempo ni para asimilar el golpe cuando Aguiar gestó por izquierda una notable jugada que fruto de una excelente lectura de la acción terminó en asistencia al lado ciego y golazo de Forlán. La pegada seca e inoxidable, imposible de decodificar para los arqueros.

La sociedad del éxito aurinegro volvió a facturar. En Belvedere, había sido Forlán el que había habilitado a Aguiar para un gol decisivo.

El telón cayó así rápidamente en apenas seis minutos del segundo tiempo.

No lo pudo levantar el Villa con sus mejores intenciones. Ni con el ingreso de Facundo Rodríguez que le dio más chispa al ataque, ni con el golazo que clavó Martín Arguiñarena, ni adelantando las líneas para ir en busca de algo más que una derrota digna.

Bengoechea movió el banco y modificó el sistema.

Pasó a jugar 4-2-3-1 cuando entraron Nicolás Albarracín y Cristian Palacios.

Control defensivo y velocidad para salir de contra.

Palacios fue el mejor lector de esa escenografía. A los 76' explotó por la izquierda y definió cruzado con dos opciones de pase. Bentancur volvió a salvar. El golero de Villa Teresa también terminó siendo clave para explicar que el resultado no fuera más abultado.

Pero el rendimiento general de la zaga del equipo que por primera vez en su historia pisó el Centenario para jugar en Primera fue enclenque.

Quedó patente en el primer gol y también en el cuarto y último de la jornada, donde un córner de Forlán recorrió toda el área chica a ras de piso para que Palacios la empujara solo contra el segundo palo.

Así ganó Peñarol. Con el brillo que le puso Forlán –una vez más determinante–. Y así asume su condición de líder. A una semana de jugar el clásico.