Explotó la caldera roja de Ferrari

Una deuda que se agranda

Los segundos puestos no cuentan en Ferrari. La marca más reconocida de la Fórmula 1 no admite más que títulos y está en deuda con sus seguidores desde 2008.

En esa temporada, la primera de Domenicali al frente de la scuderia, obtuvieron el título de constructores pero perdieron el de pilotos a manos de Lewis Hamilton en la vuelta final de Interlagos. El año anterior el finlandés Kimi Raikkonen le dio a la marca su último torneo de pilotos.

Las siguientes temporadas tuvieron apenas dos buenos intentos de Fernando Alonso. En 2010, cuando una mala decisión estratégica del equipo le arruinó su tercer título, y en 2012, cuando el español lideró el certamen en su primera mitad antes de ser arrasado por el Red Bull de Vettel.

Pierden puertas adentro

Los equipos de Fórmula 1 cuentan en su estructura con dos grandes áreas: el equipo de carreras y su fábrica, que desarrolla y produce los autos. Si bien Ferrari ha tomado malas decisiones desde el muro de boxes, su gran falencia en las últimas ediciones estuvo en el desarrollo puertas adentro, una vez que se inicia la temporada.

Luego de que la Fórmula 1 acotara y regulara las pruebas en pista, el diferencial de contar con su propio circuito en el patio trasero, dejó de ser relevante. Las tareas de desarrollo durante la temporada se limitaron a potentes servidores informáticos corriendo complejas simulaciones de dinámica de fluidos (CFD) y a los túneles de viento.

En ese terreno, donde Adrian Newey y su equipo en Red Bull se destacan, los de Maranello han hecho agua.

La falta de correlación –entre los datos de su túnel de viento y los recabados en pista– demoró demasiado en ser detectada y más de un año en corregirse. Mientras tanto, se hicieron frecuentes los viajes hasta las instalaciones de Toyota en Colonia, Alemania.

El desafío de Mattiacci

Marco Mattiacci es un desconocido en el mundo de la Fórmula 1, pero no para la compleja estructura de Ferrari. Reconocido por la dirección de la compañía como uno de sus gerentes más brillantes, cuenta en su haber con el desarrollo de los negocios de la marca en medio oriente y en Estados Unidos, su principal mercado.

Luca Cordero Di Montezemolo optó por un hombre de la casa antes que por un especialista en Fórmula 1.

Alguien que llegará con una mirada fresca al equipo de competición, hábil gestionando las variables clave de proceso –que en algún momento puedan traer resultados– y también moviendo los hilos puertas adentro. No será sencillo y seguramente el cambio no se hará visible en el corto plazo.

Tiempo es lo que no abunda en Ferrari. La relación entre Fernando Alonso y el equipo se ha vuelto compleja. Los rumores de que el español cuenta con un preacuerdo con McLaren-Honda se escuchan desde la temporada 2013. Será difícil que Ferrari lo retenga para la próxima temporada si no logran un auto competitivo en esta. Dicen que Adrian Newey no quiere mudarse de Gran Bretaña y por eso ha rechazado varias veces las jugosas propuestas provenientes de Maranello. Parece que esa solución inmediata tampoco está al alcance de la mano.

El adiós de Domenicali

“Hay momentos especiales, que nos llegan a todos en la vida profesional, donde uno necesita el coraje de tomar decisiones difíciles e impostergables”, dijo Domenicali. “Es tiempo de un cambio significativo. Como jefe, tomo la responsabilidad por nuestra actual situación. La decisión ha sido tomada con el objetivo de hacer algo que revierta las cosas y por el bien de un grupo humano del que me siento muy cerca”.