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¡Esto no es por plata!

Héctor "Toto" Pereira lleva 20 años en la utilería de Cerro, donde lavó ropa a mano, remendó medias y hasta salió a la tribuna a pedirle a un hincha una camiseta prestada para Matías Abero
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22 de abril de 2017 a las 05:00
El Toto Pereira no quería saber de nada con los celulares. Se negaba a bajarse de su mundo para subirse a uno distinto. Hasta que Joaquín Boghossian le regaló su celular.

A los pocos días le suena el teléfono. Del otro lado de la línea lo saludan: "¡Hola Boghossian! ¿Cómo andás?".

Toto puso cara de asombro y respondió de inmediato. "No. ¡Qué Boghossian! Ahora lo tengo yo el celular".

El hombre que llamaba insistía en hablar con el delantero, que por aquel entonces jugaba y deslumbraba con goles en Cerro. Pero el Toto no entendía el motivo de la insistencia y respondió a su estilo: "Escuchame, este número me lo regaló Boghossian".

El tipo del otro lado de la línea le dijo: "Necesito hablar urgente con él porque es por un pase".

Toto, el utilero de Cerro: estrenaba celular, pensó que era una broma, pero llamaba Paco Casal por el pase de Boghossian.

"¡Qué la inocencia te valga el 28 de diciembre! Jajajaja", disparó Toto. "Claro, era la primera vez que tenía celular y dije este es uno que está gastando, me están jodiendo", dijo a Referí. Y continuó con la narración de la historia: "Le paso el celular al Intendente del Tróccoli y le digo: 'tomá, hablá con este cristiano porque no sé quien se cree que es'. ¡Era el Paco Casal! Llamaba para el pase de Boghossian a Newell's. Y yo pensé que me estaban embromando...".

Héctor Antonio Pereira. Toto, para el mundo del fútbol, lleva 20 años en la utilería de Cerro pero llegó al club cuando en el Tróccoli había un campo. No se fue más. Estuvo dos años sin cobrar, tuvo que coser medias, lavar ropa a mano y hasta hacer de psicólogo con los jugadores que lo adoran.

Toto empieza a hablar y no para. Su historia en la ropería de Cerro está plagada de anécdotas. "Hace 20 años que trabajo acá. Pero de gurisito venía antes de inaugurarse esto", dice rememorando su llegada al Cerro.

Por aquellos tiempos, fue alcanzapelotas en el partido inaugural del Tróccoli. "En un momento el negro se sacó los zapatos y se fue. Tuvo que bajar el presidente de Cerro a buscarlo. Se fue, no quería jugar más porque Miguel De Brito le había pegado alguna patada".

Cuando Toto abre el baúl de los recuerdos le viene a la memoria "Rogelio Domínguez, un golero porteño, que vino de Real Madrid. Creo que no hay ninguna historia de un jugador que haya venido de Real Madrid a un club uruguayo". Y acota: "Acá hubo cracks. Ruben González, uno de los mejores 5 que vi, no tenía músculo en una pierna. En aquellos años no había pesas. Entonces para fortalecer me subía arriba de los hombros. Pero con un ingrediente. Yo le tenía la botella de vino. Ruben hacia el ejercicio y yo le daba la botella".

Tiempos de malaria

"Empecé con Balerio. Estaba con las inferiores y tenían una pretemporada en Argentina y me invitaron. La utilería estaba en la lona. Pero fui y no salí más", recuerda Toto, que dice que vivió años difíciles en Cerro. "Uhhh cuando bajamos a la B fue tremendo, tuve que coser hasta medias. Pero la peor fue la segunda vez que nos fuimos a la B. Estuve hasta dos años sin cobrar", agrega.

De historia en historia...

Toto es una historia atrás de otra. "En la época mala yo les decía a los jugadores que no podían cambiar la camiseta. Bueno, resulta que un día viene el Flaco Abero y me pide la 4 para regalar. Nos toca un partido contra Juventud y yo había llevado las camisetas negras y las azules por las dudas. Viene el Flaco a pedirme la camiseta y le dije: 'Mirá que no quedan, pero contra Juventud seguramente vamos a jugar con las negras, así que llevala'. Vamos a la cancha y nos toca jugar con las azules. ¡Me faltaba la camiseta de Abero! Cuando me doy cuenta se me venía el partido. Salí a buscar a la tribuna. ¡Y encuentro a un hincha con la 4! Se la pedí prestada. Ganamos ese día. ¡Un barro había...! Voy a hablar con el botija y le digo, 'escuchame, te la lavo y te la devuelvo'. 'No, no, esta dejala así de recuerdo', me respondió".

"Con Dadomo me pasó la máxima. Se rompe la cabeza en el Estadio. Yo tenía solo dos camisetas. Se saca la que tenía con sangre y me voy al vestuario a lavarla y miraba por la ventana. Y le sangró otra vez la herida. Entonces le llevé la recién lavada. Era un día de frío. ¡Cuándo se la puso! El Chancho se quejaba. Así me pasó como tres veces. Y el Chancho hace un gol. Al final del partido le hacen un nota y le dicen qué suerte que Cerro tenía varias camisetas disponibles. ¡Qué disponibles, era el Toto que la lavaba y me la daba mojada y fría!".

"Jorge García me marcó"

"Hablábamos mucho y cuando me enteré lo de la madre, quedé helado", dijo Toto

Toto dice que vive todo tipo de situaciones en la utilería de Cerro. Es común que los jugadores vayan a tomar mate, compartir historias, desahogarse con temas complejos que de pronto no tienen con quien hablar. "Uno acá hace hasta de psicólogo", expresó el utilero de los villeros.

Cuando se le pregunta por alguna historia de vida que lo haya marcado, no duda en responder: "La de Jorge García".

García, ex jugador de Cerro y Danubio, pasó por un tobogán de adicción a las drogas que derivó que, en 2013 meses después de que su madre fuese asesinada de un balazo, fuese él quien asesinara a su padre, que intentaba contenerlo. Tras ese incidente, el futbolista fue internado en el Hospital Psiquiátrico Viladebó.

"La de Jorge fue la historia que me quedó grabada. Ese me quedó, porque lo quería domar. Hablaba mucho conmigo, venía media hora antes, le contaba y le hablaba", comenzó diciendo Toto.

"Yo le decía, 'mirá que antes de que vos te criaras en ese barrio yo conocía el Cerro Norte, hace 50 años que estoy metido ahí adentro. Y mirá que los tigres están en la fosa y allá adentro (en la cárcel). Cuando me enteré lo de la madre y luego lo de él me quedó patente. Me marcó'", cuenta.

El utilero de Cerro admitió que visitó al exjugador y que, al día de hoy, hablan casi a diario con (ver El sillón de Tabárez).

Y cerró la historia diciendo: "Yo puedo decir que relaciones con botijas como Jorge García es lo que te llevás en la vida, que la gente te quiera. Yo soy criado de otra manera. El fútbol ahora es mucha plata. Yo inclusive le digo a la juventud que acá las cosas tienen que ser con alegría, porque hoy estás acá y mañana no sabés lo que te puede pasar".

Pero no es la única historia. Toto admite que se sorprendió cuando se enteró que el colombiano Diego Barragán venía dirigir al cuadro.

"Cuando entró por esa puerta yo no lo podía creer. 'El tipo estuvo en mundiales. ¿Qué hace acá?', me preguntaba yo. Pero es un fenómeno. Un tipo sencillo pese a que si mirás su historia no lo podés creer porque estuvo en todos lados".

Y concluyó diciendo: "El hombre tiene fotos con Pablo Escobar y con el Papa. Yo lo embromo y le digo, 'vos estuviste en los dos extremos. Te sacaste fotos con los amigos del diablo y con el de Dios'. Este hombre tiene una historia bárbara y se adaptó notable a lo que es Cerro".

Anécdotas de utilería


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Acá voy a ganar
"Un día que Cerro jugaba en Ecuador puse la cumbia Sarandonga y le decía a los jugadores: ¡Acá voy a ganar! Rodrigo Mora ponía la música y yo me ponía a bailar. Ese día ganamos 2 a 1 y fue la primera vez en la historia que Cerro ganó internacionalmente. Al tiempo vamos a jugar contra Defensor y estaba Pablo Repetto. Se arrima y le hago el mismo gesto, levanto la mano y grito: ¡Acá voy a ganar! 'No, no me hagas así', me dice. Y ganamos 2 a 1".

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El anillo
Toto tiene un detalle que llama la atención. Un enorme anillo con el escudo de Cerro y sus iniciales. "Me lo regalaron los jugadores hace como 10 años para un cumpleaños. Pero no saben lo que me pasó una vez. Estaba lavando a mano y con el jabón se me salió. Pah, me puse mal. No podía perder ese anillo. A los pocos días le voy a llevar la ropa a Pellejero y me llama". Se había caído adentro de su canasto.

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Esto es tabaco
En un partido internacional en Lima, Toto fue protagonista de otra historia. "Yo fumo tabaco. Un día en Perú estoy en el túnel fumando un tabaquito y me empezaron a rodear los milicos. En eso viene uno de particular y me dice: ¿No me hace uno? Claro. Se pone a fumar y le dice a los milicos: 'No es'. Y yo le grité: ¡Qué te pensás que es droga! Yo fumo tabaco".

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El sillón de Tabárez
"El otro día fui al Complejo Celeste a entregarle un presente a Tabárez. Lo hizo Jorge García con sus compañeros. Para mi fue un orgullo", dice Toto mientras muestra en su celular la foto donde se lo ve en el Complejo con el regalo. "Es un sillón de madera donde le grabaron la imagen de la cara de Tabárez. El maestro me dijo que se lo va a llevar para la casa", contó con orgullo el utilero de Cerro.

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Los zapatos de Godín
En la utilería de Cerro hay un par de zapatos distinto a todos los demás: dicen Diego Godín. "Se los mandó de regalo a Nico Techera", contó Toto. "El Diego es un fenómeno, de acá se fue para Nacional. Un botija sano al mil por mil. Me pide que vaya a verlo cuando viene a jugar por la selección. El Diego, si me ve, se saca la camisa sudada y me la da".

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A meter la pesada
"Una vez sola vinieron los de la hinchada a apretar. Cayeron un sábado de mañana medio en pedo, con los humos, pero se fueron mal. En ese tiempo acá estaba el negro Ojota (Morales), el negro Varela, Omar Pérez, Rolero. Empezaron a discutir y se creían que era todo papa. Pero se asustaron porque estos salieron del vestuario a dar. Vinieron mal, a decir que se perdía porque estaban todos peleados. Mentira. Ese fin de semana fuimos a Cerro Largo y caímos en cana porque se armó lío".

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El retiro de Regueiro
"Cuando se fue me dolió. Marito venía de La Teja y vos veías el sacrificio que hacia el pobre negro. Eso es un orgullo mío, que vengan, me recuerden, no hay plata con que pagar eso. A Mario lo pongo de ejemplo".

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Llorar por la camiseta
"Yo vi a Ojota, Regueiro, Pellejero, llorar por la camiseta. En un clásico que perdimos acá me puse a llorar y Boghossian, que no estaba en el plantel, lloró conmigo. Me dijo: 'Me voy a quedar y vos vas a llorar de alegría'. Salimos campeones de la Liguilla. Ese cristiano sí que le ganó a la vida. Ese no jugaba e igual venía a practicar. Un día le digo: 'va a llover como loco'. Y respondió: 'Animal, yo voy a descansar cuando tenga plata". Y le ganó a la vida, se lo mereció. Es uno de los jugadores que le pongo de espejo a los botijas que suben, a él y a Regueiro".

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