Por Juan José Díaz, enviado a Buenos Aires
Nacional quedó eliminado de la Copa Libertadores cuatro días después de que le empataran un clásico de manera increíble que podía haberlo dejado en posición de definir el Campeonato Uruguayo; todavía tiene chance, pero no depende de sí mismo. En una semana, en tres partidos de alto voltaje, el equipo de Gustavo Munúa se puede quedar sin lograr los objetivos previstos. Pero no se queda sin nada.
El trabajo realizado por el entrenador y su cuerpo técnico plantó una semilla para el futuro. Si continúa en el club, lo hecho en los últimos 10 meses, desde que asumió, el equipo puede crecer a nivel de pretensiones. Son 41 partidos oficiales los que tiene Munúa como entrenador, una carrera que comenzó de repente, cuando aún tenía contrato como golero de Nacional. Pero quedó en evidencia que no fue una improvisación y que venía trabajando desde mucho tiempo antes.
El presidente José Luis Rodríguez quiere que Munúa se quede en el club para que continúe con el trabajo. El técnico, que ya recibió ofertas del exterior (Cruzeiro) dijo antes del partido contra Boca que no podía pensar en eso en ese momento. Habrá que ver cuál será su decisión en las próximas semanas. Ahora tiene que encarar la recta final del Clausura frente a Danubio, Rentistas y Liverpool.
La idea del entrenador se reflejó rápidamente en la cancha. En los primeros partidos del Apertura se vio a un equipo con dinámica, con velocidad y a medida que fueron pasando los partidos apareció la personalidad de varios futbolistas para transformarlo en un duro rival en el plano internacional.
Munúa escribió el guión, lo ensayó desde el primer día de entrenamiento en Los Céspedes y buscó los protagonistas ideales para llevarlo a cabo.
A lo largo del trayecto se quedó sin varios intérpretes por distintas circunstancias: lesiones, paperas, expulsiones. Especialmente en la última semana, que no pudo contar con Nicolás López, su principal jugador.
Aún así, no perdió en la cancha ni frente a Boca ni contra Peñarol.
¿Qué no jugó bien? ¿Que le faltó contundencia? ¿Qué de los últimos tres goles, dos fueron de penal y otro en contra? Sí, pero el equipo demostró entereza, se adaptó a las circunstancias y luchó con dignidad cada partido.
"Tuve la sensación de las viejas épocas de Nacional en la Copa. Compitiendo de igual a igual contra grandes equipos. Los jugadores se van con la cabeza bien en alto porque representaron a la institución de una manera increíble. Es un lujo dirigirlos" dijo Munúa en la conferencia post derrota con Boca, agradecido con el plantel, convencido de sus palabras, pero también tratando de brindarles el apoyo anímico que necesitan por estas horas.
Uno de los puntos negativos fue el bajo rendimiento de varios jugadores importantes que provocó que el plantel se quedara corto en instancias decisivas.
Sin López en la cancha, Léo Gamalho aportó fuerza pero le faltó gol; sin Ramírez y sin Tabó no hubo un sustituto de similares características en el extremo izquierdo si bien el juvenil Felipe Carballo –que había impresionado muy bien como doble 5– cumplió una aceptable labor en la Bombonera.
El argentino Alejandro Barbaro llegó para ocupar la plaza de Carlos De Pena y terminó mirando los partidos por televisión.
Pero además, faltaron Ignacio González y Matías Cabrera que podrían ser un revulsivo en la mitad de la cancha, y el sobrepeso apartó a Rodrigo Amaral del equipo cuando había tenido protagonismo continuado en el Apertura (los minutos que jugó el jueves alientan la esperanza de recuperación).
Aún así el equipo respondió y llegó hasta donde le dieron las fuerzas y las manos de Orión. Pero el futuro es promisorio. Por trabajo y por convicción: "Estoy seguro que mañana va a amanecer y seguiremos luchando por nuestros objetivos", cerró Munúa en la Bombonera.
LAS CLAVES DE LA ERA MUNÚA
LA FILOSOFÍA DE JUEGO
Desde que arrancó su ciclo, Munúa forjó un equipo veloz y dinámico con mucha tenencia de pelota y protagonismo a nivel local. Si bien durante algunos partidos del Apertura –clásico incluido– renunció a esa idea, la base y conceptos de juego le sirvieron para ser competitivo en la Libertadores donde Nacional logró sostener el ritmo y la intensidad de los partidos. Con rivales con mayor volumen de juego, como Palmeiras, Rosario Central y Corinthians, Nacional supo hacerse fuerte en defensa y aprovechar la velocidad de sus delanteros para hacer daño de contragolpe. Pero nunca fue un equipo partido ni estirado a la hora de atacar, siempre se caracterizó por llegar con mucha gente en ofensiva.
LAS BAJAS
Las lesiones han marcado su ciclo. En este semestre las paperas diezmaron al plantel a mitad de camino y ahora una serie de lesiones musculares debilitaron al equipo. Su figura, Nicolás López se perdió casi toda la serie ante Boca Juniors y el clásico. Tal vez con el Diente eran otras historias.
CLÁSICOS
Dirigió cuatro de los que empató tres (uno de verano lo perdió por penales) y ganó el restante, un amistoso de verano. Mantuvo la racha favorable que implantó Álvaro Gutiérrez.
PARQUE IRREGULARIDADES
Es cierto que el equipo ha tenido altibajos, sobre todo a nivel local donde su propuesta se chocó varias veces con equipos duros y defensivos que le robaron puntos. De los últimos seis encuentros solo ganó uno y en los últimos dos partidos marcó tres goles: dos de penal y uno en contra.
COMPETITIVO
"Tuve la sensación de las viejas épocas de Nacional en la Copa. Compitiendo de igual a igual contra grandes equipos", dijo Munúa tras la eliminación. Nacional no perdió de visitante en toda la Copa jugando ante canchas y equipos pesados como Rosario Central (1-1), Palmeiras (2-1), Corinthians (1-1) y Boca Juniors (2-2).
INDIVIDUALIDADES
Nacional tiene una columna vertebral muy fuerte con Esteban Conde, los centrales Mauricio Victorino y Diego Polenta, el doble 5 Santiago Romero-Gonzalo Porras y Nicolás López. A la buena política de contrataciones de la temporada pasada (Polenta, Porras, Jorge Fucile, Sebastián Fernández), la actual directiva sumó a Victorino, López y Kevin Ramírez que han hecho significativos aportes. Lo de Christian Tabó ha sido irregular, Léo Gamalho no termina de convencer.
CANTERA
Munúa ha mantenido el sello característico del club de promover valores y darles lugar en el primer equipo. El gran acierto de Munúa en tal sentido ha sido Felipe Carballo quien jugó muy bien como doble 5 cuando le tocó y el jueves dio una mano como volante externo por izquierda. En el Apertura le dio cabida a Rodrigo Amaral que por un problema de sobrepeso perdió cabida en este semestre, pero el jueves volvió a ser de la partida con el primer equipo.
LA CIFRA
41 partidos oficiales. Son los que tiene Gustavo Munúa como entrenador. Ganó 20, empató 14 y perdió siete. Un dato: en la cancha no ha sido derrotado en el exterior y tampoco tiene caídas clásicas.
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