Una colosal España se coronó ayer por segunda vez en su historia como campeona del mundo de hándbol masculino, al arrollar a Dinamarca (35-19), en lo que fue la mayor diferencia de una final mundialista.
Era el primer Mundial que España organizaba en su casa y los dirigidos por Valero Rivera sabían que no podían fallar si querían sumar un segundo oro, tras el de Túnez 2005.
De aquella selección solo quedan Rocas y Alberto Entrerríos, que disputaba su último partido como internacional (sumó 239). El lateral gijonés fue elegido en el equipo ideal con otro español, Aguinagalde mientras que el danés Mikkel Hansen, mejor jugador 2012, fue distinguido como el MVP del Mundial.
Una nueva generación española abre así su camino. Se coronó en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante 14 mil almas.
Dinamarca, que venía de ganarle en el Europeo y en los Juegos Olímpicos, se quedó en blanco y sigue sin ser campeón.
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