Diego Martínez con Fabricio Oberto

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Entre el carácter y la formación

Diego Martínez Colina cursa su cuarta temporada en Regatas de Lima, una plaza con alto potencial
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22 de mayo de 2017 a las 05:00
La historia de Diego Martínez Colina está marcada en cantidades iguales por la casualidad y la causalidad ya que a una carrera que incluyó pasos por clubes importantes del básquetbol uruguayo y hasta en selecciones juveniles, le sumó pasajes al exterior que tuvieron que ver con la capacidad de trabajo y el azar en dosis similares.

Martínez Colina es un formador nato y a los 39 años va rumbo a su cuarta temporada como entrenador de formativas de Regatas Club de Lima, uno de los clubes más acaudalados de la capital peruana donde la formación, la exigencia y la búsqueda de potenciar una plaza desconocida en Uruguay es motivación suficiente para hacer las valijas.

Sin embargo un giro inesperado lo hizo dejar todo y viajar cientos de kilómetros para comenzar una nueva vida.

"Era setiembre de 2013, había estado dirigiendo la Liga Uruguaya en Aguada junto a Marcelo Capalbo y como sabíamos que no se renovaba el contrato estaba abierto a otras opciones. También había dirigido el Metropolitano con Capitol y en ese momento estaba solo con las formativas de Tabaré, a la espera de una gira por Perú donde nos íbamos a enfrentar con Regatas. Tres semanas antes del viaje me llama el coordinador del club y me dice que el entrenador argentino que tenía en formativas le había renunciado y si me interesaba la propuesta", cuenta Martínez Colina, quien ya había tenido una experiencia en el exterior como ayudante técnico de Alberto Espasandín en Pioneros de la Quintana Roo de México.

Sin embargo esta opción era diferente. Sería entrenador en jefe y estaría a cargo de varias categorías juveniles, su punto fuerte en el difícil proceso de moldear jugadores. El coordinador que le ofreció el cargo era Carlos Zanelatto, un uruguayo que lo tenía estudiado y se jugó las fichas por un entrenador joven de buena proyección.

"Fuimos a jugar el torneo con Tabaré y cuando terminamos el plantel se volvió entero, menos yo. Me fui por cuatro meses para terminar el año, me servía el dinero y el proyecto deportivo era ambicioso", aclara. Los cuatro meses se multiplicaron varias veces y va rumbo al cuarto lejos de Uruguay.

Sin embargo, semejante esfuerzo tuvo recompensa: "Me fui soltero de Uruguay y volví casado. Mi señora es una peruana que es jugadora de básquetbol del club y de la selección. Es curioso porque nos conocimos en 2006, ella como jugadora y yo como DT pero nunca más hablamos hasta 2013".

Como es de suponer, el matrimonio tiene al básquetbol como eje: "En mi casa se habla y se consume las 24 horas básquetbol. Liga Uruguaya, NBA, Liga Argentina, Euroliga. Mi señora solo entrena y juega pero yo como entrenador tengo que planificar semanas y entrenamientos hay veces que llego a casa con la intención de meterme en Netflix para escaparme un poco".

El uruguayo está cómodo y planifica su futuro a mediano plazo en Perú, donde ya fue asistente en la selección femenina, ya que considera que los entrenadores están bien valorados: "El sistema para los entrenadores extranjeros es perfecto. En Regatas tengo seguridad social, aporto a las AFAP y tengo todos los beneficios de un trabajador. En Uruguay no tenés nada y hay que abrir mil quiscos para revolverte".

La plaza del básquetbol incaico y de Regatas en particular creció tanto que incluso recibió la visita de Fabricio Oberto, quien instaló allí un campus de fundamentos.

El potencial de Perú en el básquet

En Perú se encontró con plazas de básquetbol con mucho potencial como Lima, Trujillo, Arequipa o Chiclayo, dice que hay jugadores más altos que en Uruguay pero que acusan un debe desde la mentalidad: "La gran diferencia está en la cabeza. Hay clubes que tienen un buen nivel de básquetbol pero sus jugadores no lo toman con la misma pasión que nosotros. Lo toman como un juego recreativo y eso pasa porque la liga de mayores no tiene el impacto que tiene en Argentina o mismo en Uruguay. Su postura inicial ante el juego es de recreación y estamos intentando cambiarlo".

Celeste y en varios clubes

Su carrera incluye pasos por Capitol, Tabaré, Urunday Universitario, Larre Borges, Atenas, Cordón, Aguada y Malvín. También formó parte de selecciones juveniles como asistente de Fernando Cabrera (hoy DT de Aguada) y Alejandro Álvarez en dos sudamericanos en los cuales Uruguay llegó hasta la final con Argentina: "Con Fernando y el Gallego somos hermanos de la vida. Estuvimos muy cerca de ser campeones sudamericanos". Además dirigió a la selección femenina y tuvo una salida anterior al exterior como asistente de Alberto Espasandín en Pioneros de la Quintana Roo, en México.

Futuro padre

"Con mi señora estamos planificando la maternidad pero como ella es jugadora hay que calcularlo bien para saber los plazos en los que ella pueda volver rápido al juego. Movemos las fechas juntos".

Su refugio en Lima

"Vivo en Miraflores que es un lugar residencial y cercano al malecón. Hay gente de mucho poder económico y hay mucha seguridad porque es un punto turístico".

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