En el horno

Se perdió la última lucecita roja que quedaba apagada en el tablero: de visitante y ante un rival directo, Uruguay perdió 2-0 y, por el momento, está hundido en el sexto puesto de la tabla, afuera hasta del repechaje. Fue el sexto partido sin ganar, y más allá de una reacción en los primeros 30 minutos del segundo tiempo, y de que el juez cometió graves errores que lo perjudicaron, volvió a ser un equipo sin respuesta. Sin orden y sin la serenidad que debe tener un equipo peleando las Eliminatorias Sudamericanas, más si se tiene en cuenta los galardones que tiene el equipo. Y argumentos para dar vuelta la historia, sin encontrar la luz en el túnel que viene buscando desde hace muchos meses.

Cuesta recordar un lapso peor de Uruguay en la era Tabárez que el primer tiempo en Santiago: con un equipo perdido, sin ninguna respuesta futbolística ni de equipo, más allá de algún impulso individual hecho a base de rebeldía. Con errores en defensa y ataque, y con nerviosismo que impidió elaborar nada.

El gol condicionó todo.
Chile había arrancado con la pelota y presionando a Uruguay, que no pasaba grandes sobresaltos, aunque una pelota al fondo, que Aguirregaray no despejó y dio rebote, terminó en un desborde, centro e idéntica situación con el Palito Pereira, para que Paredes, entrara y metiera el primero.

A partir de ahí, Uruguay se derrumbó. Sin atención en el fondo, quedó expuesto a los contragolpes chilenos, que con el gol se retrasó unos metros y empezó a mandar ataques a la espalda de los volantes. Pero Uruguay ni siquiera podía adelantarse, porque no existía conexión en ninguna de sus líneas para armar ataques. Apenas algunos pelotazos largos, para que se las arreglaran Suárez o Cavani, o corridas de Ramírez y Lodeiro que invariablemente terminaban en centros pasados.

Así y todo, a los empellones, Uruguay llegó al área chilena y llevó algo de peligro, sobre todo un claro penal a Suárez que Pitana no cobró. Claro, también hubo varios errores del juez a favor de la celeste: una patada para roja de Palito Pereyra –de horrible primer tiempo- y una piña de Suárez a la salida de un córner, que el árbitro argentino no vio.

La otra cara del segundo tiempo.
Uruguay cambió la cara en el segundo tiempo. Se adelantó en la cancha, con Lodeiro más activo y con Silva –que entró en lugar del flojísimo Aguirregaray- adelantado en el campo. Anímicamente, Uruguay salió decidido a dar vuelta la historia, pero además le agregó precisión en el juego.

Así llegaron las más claras, entre ellos un centro al área que terminó en clara mano y penal de Jara –que Pitana no vio- y un tiro de afuera del área de Silva, que pegó en el travesaño.

Uruguay quería, buscaba, jugaba por abajo y aprovechaba que Chile se iba refugiando atrás, no por estrategia sino por reacción instintiva ante las ganas de Uruguay. Pero siguió faltando ese algo más, esa mezcla de mística pero también de juego que llevo a la celeste a hacer la diferencia en el Mundial y en la Copa América.

Así, Uruguay dejó pasar su momento en el partido. Perdió precisión, y empezó a buscar por arriba lo que necesitaba por abajo. Perdió algunos metros en la cancha, aflojó marcas, hasta que en una contra aislada, Chile encontró la segunda estocada: 2-0.

Uruguay está en el horno. En una Eliminatoria de nueve equipos, de los cuales cuatro van al Mundial y otro al repechaje, está sexto. Pero más allá de que las matemáticas siguen dando, Uruguay está hace un año buscando respuestas para salir del pozo. Y no las encuentra por ningún lado.