El gol fue ideal para que los dirigidos por Fabián Coito se posicionaran en el planteo táctico que les queda más cómodo: esperar atrás y lanzar profundos contragolpes. Durante varios lapsos faltó acierto en los pases, y por eso no se tuvo peligro ante un rival que se iba muy arriba pero no encontraba los caminos gracias a una buena defensa que obligaba a los mexicanos a patear de afuera.
Con el correr de los minutos Uruguay se adelantó un poco más en la cancha y sufrió algún contragolpe de México.
En el segundo tiempo Uruguay mejoró el trabajo defensivo y casi no pasó zozobras, salvo alguna jugada aislada. Incluso tuvo varias opciones para cerrarlo, pero falló de contragolpe.
Fue el cierre de un torneo sufrido, en el que los celestes llegaron con mucho esfuerzo a la final: le ganaron en el debut de la serie a Trinidad y Tobago 5-0, cayeron con México 1-0 en el segundo partido, derrotó 1-0 a Paraguay para clasificar a semifinales, venció 2-1 de atrás y en la hora en semifinales a Brasil y finalmente venció 1-0 a México en la final.