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En Brasil cada vez va menos gente a la cancha

El país norteño cerró el año con la peor venta de entradas de la historia, en el medio de una crisis de bajo nivel y violencia en los estadios
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25 de diciembre de 2014 a las 20:16

El 18 de mayo, 766 personas pagaron para ver el Atlético Paranaense-Chapecoense. Fue la peor cifra de venta de entradas de la historia de la primera división brasileña, que esta temporada registró una asistencia media de 16.557 espectadores, por detrás de países donde el fútbol es un fenómeno mucho más reciente como Estados Unidos, China o Japón.

La liga de Brasil, el pentacampeón mundial, la tierra de Pelé, Ronaldo o Neymar y anfitrión del Mundial este año, fue el 15º torneo a nivel global en cantidad de espectadores el año pasado, lejos de lo que lo marca su calidad futbolística. Este país de 202 millones de habitantes reunió en sus estadios a un tercio de los hinchas que abarrotan las tribunas alemanas, según un estudio de la consultora Pluri.

También le queda lejos Argentina, que desde el séptimo lugar es el primer país sudamericano del relevamiento, pese al hándicap que da por el hecho que en sus torneos está prohibida la presencia de público visitante.

“El fútbol es un deporte colectivo, pero al hincha le gusta ver al astro, al artista, que ahora está lejos de nuestros estadios”, afirmó a AFP el ministro de Deportes de Brasil, Aldo Rebelo, intentando explicar la crisis.

Con 14 estadios inaugurados en los últimos dos años -las 12 sedes de la Copa del Mundo, además de las modernas arenas del Gremio y el Palmeiras- el fútbol brasileño lleva años desangrándose y sólo representa el 2% del PIB mundial de este deporte de masas, frente a Inglaterra (30%) o Alemania (20%), ha reconocido el ministro Rebelo.

A la caza del hincha
Del mismo Maracaná que hace 64 años llegó a juntar a casi 200.000 fanáticos en sus tribunas ha tenido que huir varias veces este año uno de los clubes centenarios de Rio de Janeiro. El histórico Botafogo viajó voluntariamente más de 3.000 kilómetros hasta la mundialista Arena Amazonia de Manaus (norte) en busca de un estadio lleno.

Con el traslado del duelo ante Flamengo, el Botafogo registró su mejor entrada como local de la temporada. Algo más de 39.500 espectadores asistieron a este clásico carioca deslocalizado, muy por encima de los 11.300 hinchas que venía convocando en casa el Botafogo, según datos del sitio especializado GloboEsporte.

“Entre los años 50 y 70 los grandes clubes llenaban sus estadios, el fútbol era una fiesta, un elemento de afirmación de la identidad del brasileño”, afirma Ary Rocco, profesor de Marketing Deportivo de la Universidad de Sao Paulo.

“Pero ese contexto desaparece en los 90 debido, principalmente a tres factores: la violencia de las ‘torcidas organizadas’, la gestión amateur de los clubes y el bajo nivel técnico del campeonato”, explica.

Con una media de ocupación de su campo del 48% y una asistencia de 29.700 espectadores por partido, el Cruzeiro, campeón de las dos últimas ediciones del Brasileirao, ha sido también el líder en atracción de público este año.

Su enfrentamiento clave contra el Sao Paulo en septiembre reunió a 58.627 hinchas en el Morumbí paulista, la mayor convocatoria de la temporada.

El equipo de Belo Horizonte fue también el más atractivo de 2013, cuando se colocó como primer brasileño del ranking mundial de clubes con mayor público, elaborado en julio por la misma consultora Pluri. Cruzeiro aparecía en el número 70, con el Santa Cruz de la tercera división local (ver despiece) como único compañero brasileño en el Top-100, al ocupar el lugar 89°.


El milagro de Santa Cruz, el que más vende
Este popular club del estado de Pernambuco (noreste) reunió a más de 26.500 hinchas de media en 2013, situándose como el 12º equipo de América en número de público en su estadio, por delante de grandes entidades brasileñas como Corinthians (15º), Flamengo (19º) o Sao Paulo (21º).
Santa Cruz nació hace 100 años en Recife con el objetivo de ser un equipo abierto a pobres, negros e indígenas (como representan el blanco, negro y rojo del escudo), por entonces excluidos también del fútbol. La mística de su nacimiento le creó enseguida una numerosa afición.
“La nuestra es una hinchada leal, apasionada, que tiene ya su propia historia. Nuestros seguidores son humildes, están acostumbrados a sufrir, por eso no se alejan del equipo en los momentos duros”, opina Antonio Luiz Da Silva Neto, presidente del Santa Cruz entre 2010 y 2014.
Para Da Silva Neto uno de los problemas que tienen herido al fútbol brasileño es la clasificación a la europea de la liga local, que ha provocado que la popular región del Nordeste, formada por nueve estados, sólo tenga un equipo en primera división. “Ahora no hay un campeonato brasileño, sino un torneo Sur-Sureste (las dos regiones con mayor renta de Brasil). La Serie A se ha convertido en una liga discriminatoria”, se queja el ya expresidente del Santa Cruz.

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