Empezó cuesta arriba para Nacional

Cada uno en su lugar. Nacional jugó un partido bien de Copa hasta el gol del rival. Se mostró con orden defensivo, con actitud y tomó riesgos de mitad de cancha para adelante con la incisiva participación de Carlos De Pena. El hincha creyó que así, con esa actitud que hizo grande a los buenos equipos uruguayos a lo largo de la historia, estaba en presencia de una formación que le podía regalar alegrías en un torneo continental en el que las ilusiones son cada vez más enanas. Sin embargo, un error a los 68’, uno de los primeros de los albos en el partido, y un penal que no pitó el árbitro en el final del juego a favor de los tricolores, dejaron a los dirigidos por Gerardo Pelusso en una situación incómoda porque en su estreno en el grupo 6 de la Copa Bridgestone Libertadores el camino ya se les hizo cuesta arriba. Como acostumbran los uruguayos en los últimos tiempos, pero que habían intentado disimular los capitaneados por Andrés Scotti durante buena parte del juego de ayer.

Esa es la realidad. Nacional arrancó con derrota y Gremio –que no es ningún cuco, como definió el técnico de los albos en los días previos al partido–, con el impulso que brinda un triunfo de visitante en el Parque Central.
Nacional realizó un buen planteamiento. No fue brillante, pero sí efectivo. Por la actitud, por la solidaridad y por la forma en que se paró en la cancha. Por la convicción con la que saltaron los jugadores al campo. Cubrieron cada metro de la cancha y consiguieron llevar a Gremio a un terreno en el que se sintió incómodo. Así transcurrió el primer tiempo y buena parte del complemento. El rival tuvo la pelota (el visitante hizo 346 pases y Nacional solo 185), pero no encontró espacios para desarrollar su juego, al mismo tiempo que Nacional encontró en tres remates desde afuera del área de De Pena los caminos para inquietar a los visitantes.

Con la rotación permanente de los cuatro volantes ofensivos y delanteros (Pereiro, Cruzado, De Pena y Alonso), el equipo tricolor tuvo variantes y sorpresas en ataque, porque De Pena cayó reiteradamente por el medio, a las espaldas de Alonso, y aprovechó las pelotas y los espacios que generó el goleador tricolor. No repitieron actuaciones anteriores Cruzado y Pereiro.
Estaba a pedir de boca del hincha, que con ilusión colmó el Parque Central, sabiendo que, como siempre sucede en la escena internacional, no existe nada fácil para los equipos uruguayos.

Gremio tuvo que esperar hasta los 28’ para inquietar el arco de Nacional, cuando Munúa salvó un remate de Zé Roberto. Paralelamente los tricolores le pusieron más emociones al juego cuando a los 35’ el peruano Cruzado remató apenas afuera una de las mejores ocasiones del partido.

Nacional había sido más y, ya de entrada, en el arranque del segundo tiempo, en un córner Scotti se perdió la apertura por muy poco. A esa altura la ilusión empezaba a tener visos de realidad. Tenía sentido. Sin embargo, la Libertadores no admite el mínimo error para los uruguayos. La primera vez que Ramiro se metió a las espaldas de Álvarez y levantó un centro al corazón del área, que tomó mal parado a todos los defensas, terminó en el gol de Christian Riveros a los 68’. De ahí en más cambió el partido. Se desmoronó la estructura que había montado Nacional. Pelusso dispuso la salida de De Pena, el mejor jugador de Nacional, para que ingresara Recoba y el equipo se quedó sin velocidad por las bandas.

Gremio, con su buen juego, empezó a poner en aprietos a los albos, que salieron a buscar la igualdad ya sin el orden que habían mostrado hasta el gol.

En la hora, una pelota envenenada generó peligro enel área y luego de algunos rebotes derivó en una mano de Barcos, que el árbitro pitó fuera del área cuando fue adentro. Era penal, que no sancionó.

Nacional perdió de local en su primer partido y el camino se lleno de espinas.